Ante una situación de estrés, el cuerpo libera ciertas hormonas. En el caso de las mujeres, algunas de estas pertenecen al mismo grupo que la progesterona, involucrada en el ciclo menstrual y el embarazo. Ahora, un nuevo estudio publicado en Oncogene demuestra que las hormonas del estrés, utilizadas en medicamentos para combatir los efectos secundarios de la quimioterapia, pueden influir negativamente en los tratamientos contra el cáncer de mama.
La científica holandesa Laura van ’t Veer ha revolucionado el diagnóstico del cáncer de mama con un test genético que permite evitar a casi un tercio de las pacientes un tratamiento innecesario con quimioterapia. Con el análisis de 70 genes, el método descifra si el tumor tiene o no probabilidad de recurrencia y, por tanto, si es de alto o bajo riesgo. Su trabajo ha sido reconocido con el Premio al Inventor Europeo 2015 en la categoría de pequeñas y medianas empresas en una gala celebrada ayer en París.
Un estudio demuestra que pasar por el quirófano en los estadios iniciales del cáncer de mama tiene mejores resultados que el tratamiento de hormonoterapia que se acostumbra a dar a las mujeres en edad avanzada para evitar los efectos secundarios del tratamiento estándar. El manejo de estas pacientes tiene que empezar por un cálculo de la esperanza de vida y un asesoramiento geriátrico.
Variantes del gen CYP3A4 están asociadas a la aparición de neuropatía periférica, la toxicidad más frecuente y limitante en los pacientes que reciben quimioterapia con paclitaxel, que incluye hormigueo y dolor en las extremidades, calambres, debilidad muscular y dificultad para caminar. El hallazgo permitiría individualizar las terapias en las personas afectadas.
Una investigación en Estados Unidos revela que el sistema inmunitario de los ratones sometidos a quimioterapia mejora al ayunar de manera controlada, debido a que las células fabricantes de las defensas se hacen más resistentes al estrés. Los autores, que ya están probando el efecto en humanos, advierten de que no se recomienda practicar el ayuno sin la vigilancia de un médico.
Las autoridades españolas avalan el uso de un tratamiento complementario a la quimioterapia para pacientes con cáncer de ovario en etapas avanzadas. El fármaco Bevacizumab, usado en la terapia de otros tipos de tumores, bloquea la creación de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el desarrollo tumoral.
Un grupo de investigación de la Universidad de Salamanca ha encontrado la explicación por la que el fármaco sorafenib ofrece resultados positivos en algunos pacientes de cáncer hepático, mientras que se muestra ineficaz para otros. Gracias a este hallazgo, sería posible saber con antelación si la terapia va a ser adecuada para un paciente o si es mejor buscar una alternativa. Para corroborar estos resultados, los expertos realizarán un amplio estudio con la participación de varios hospitales europeos.
Investigadores del grupo de investigación en Angiogénesis tumoral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y del Instituto Catalán de Oncología (ICO) liderado por Francisco Viñals han publicado un estudio en la revista Clinical Cancer Research en que proponen una alternativa de tratamiento a los pacientes de cáncer testicular resistentes al cisplatino.
Un investigador portugués ha desarrollado un procedimiento pionero para evaluar en ratones la respuesta al tratamiento de tumores. Los resultados, publicados en la revista Nature Medicine, confirman la precisión de este método.