Los ruiseñores que migran por los cielos europeos rumbo a países del este, con primaveras más cortas, tienen las alas más largas que sus compañeros que migran hacia el oeste del continente. Esta es la principal conclusión de un estudio internacional con participación española. Hasta ahora, se pensaba que la distancia que recorrían las aves en sus migraciones era el factor más importante en la forma de las alas, pero esta investigación demuestra que el ritmo de avance de la primavera influye más.