Nos levantamos antes de que cante el gallo, pero no comemos hasta la tarde. Salimos del trabajo de noche y cenamos a las diez mientras vemos la televisión, cuyo prime time es de 22:00 a 1:00, lo que retrasa la hora de ir a la cama. Los peculiares horarios españoles, sin equivalente en ningún otro lugar, tienen consecuencias negativas para la salud; entonces, ¿por qué los seguimos?