El Centro de Investigación en Agrogenómica (CRAG) -un consorcio del CSIC-IRTA-UAB recientemente inaugurado por Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación- está entre los 22 nominados a los Distintivos de Excelencia Severo Ochoa. Pero sus grupos de investigación llevan desde 2003 trabajando en temas de Biología de las plantas y animales de granja para mejorar los sistemas agroalimentarios. Su director, Pere Puigdomènech Rosell, nos da las claves de su éxito.
Enraizados en la cultura rural tradicional española, las sabinas albares (Juniperus thurifera) han resistido el paso del tiempo y los cambios térmicos para ocupar en la actualidad amplias superficies de España. A pesar de haber sufrido los cambios estructurales del campo español a finales de los ’50 y la dificultad para regenerarse, los sabinares albares, relictos testimoniales de los bosques esteparios pre-glaciares, logran sobrevivir.
El encinar es uno de los bosques más representativos de la Península Ibérica y da refugio a especies amenazadas, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico. A pesar de su importancia, este ecosistema se está convirtiendo cada vez más en un hábitat modificado por el ser humano, hasta el punto de que en ocasiones ya no se considera a los encinares ‘bosques’ como tal.
España es uno de los países de mayor biodiversidad de Europa, pero aún no se conocen todas las especies que lo habitan y se ignora el número de especies que desaparecen. Con motivo del Día Internacional de la Biodiversidad que se celebra el 22 de mayo, Antonio G. Valdecasas, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), recuerda la importancia de las nuevas formas de la taxonomía para seguir describiendo especies.
Miles de vidas truncadas, pueblos sumergidos y desolados, y centrales nucleares descontroladas: el país nipón se enfrenta a su peor pesadilla desde que el 11 de marzo sufriera un terremoto de 9 grados en la escala de Richter y un tsunami devastador. Pero seísmos y maremotos conviven desde siempre con una isla que no existiría si no fuera por el movimiento constante de las placas tectónicas.
En 1974, un grupo de investigadores descubrió en Etiopía los primeros restos fósiles de un individuo de Australopithecus afarensis al que llamaron Lucy. Desde entonces los científicos han especulado mucho sobre la capacidad bípeda de este homínido. Con el hallazgo de un hueso del pie, los investigadores, entre los que se encuentra Carol V. Ward, del departamento de Patología y Anatomía de la Universidad de Missouri (EE UU), confirman que Lucy andaba erguida.
Naciones Unidas eligió el año 2011 como el Año Internacional de los Bosques, que comienza de forma oficial el próximo lunes 24 de enero, y durante el cual se anunciarán nuevas iniciativas de restauración del entorno forestal en todo el mundo. SINC repasará en los 12 próximos meses la situación de los bosques españoles que ocupan menos del 26% del territorio nacional.
Aunque ahora se venden pequeños abetos de vivero, durante los años ’70 y ’80, el abeto español o pinsapo (Abies pinsapo), que sólo existe de forma natural en Andalucía, fue el árbol que cada navidad decoraba los hogares del sur de España. La tala de pequeños abetos en época navideña provocó la propagación a largo plazo de un hongo patógeno. Pero los incendios y los efectos del cambio climático también merman este árbol que, en la actualidad, está en peligro de extinción.
Calentar, enfriar, iluminar, ventilar, o simplemente enchufar un electrodoméstico en el hogar no son acciones “inocentes”. La energía que usan los hogares y los edificios comerciales corresponde al 40% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Aunque el Protocolo de Kioto y el IV Informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ya reconocieron la reducción de emisiones de CO2 en el sector de la construcción, queda mucho por hacer. Cancún recoge algunas propuestas científicas para lograrlo.
Primer ingeniero ambiental de Guatemala, el actual ministro de Ambiente y Recursos Naturales del país centroamericano, Luis Ferraté –también Doctor en Geografía por la Universidad de Oregón (EE UU), y geofísico-, no duda en exigir que los países desarrollados tomen medidas necesarias para reducir los efectos del cambio climático, unos efectos que los países de Centroamérica luchan por evitar. En su opinión, si se quiere, se puede.