La importancia de la seguridad nuclear no sólo se pone de manifiesto cuando ocurren escapes radioactivos como los de la central de Ascó. También tiene que ver con el tráfico de material radioactivo o la proliferación atómica al margen de los organismos reguladores internacionales. En este sentido, la mejora de los detectores de radioactividad ofrece más pruebas de este tipo de actividades nucleares.
El sector 3-4 del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), situado en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) cerca de Ginebra (Suiza), sufrió a medio día de ayer una “gran” fuga de helio. La avería mantendrá parado al mayor acelerador de partículas del mundo durante al menos dos meses, según informa hoy el CERN en un comunicado.
La primera semana de funcionamiento del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) ha trascurrido de forma desigual, pero dentro de las previsiones contempladas por los técnicos del mayor acelerador de partículas del mundo. Las pruebas que se están realizando en esta gigantesca máquina han provocado que surjan algunas incidencias, como un problema eléctrico detectado ayer en el sistema de refrigeración, que rápidamente se solventó y permitió a los científicos continuar con una nueva inyección de partículas.
El científico británico Stephen Hawking, reconocido por sus trabajos sobre los agujeros negros en el Universo y por ser uno de los mayores divulgadores de ciencia que existen en la actualidad, recogerá la próxima semana en Santiago el Premio Fonseca 2008 en su primera edición, concedido por el Programa Conciencia que apoyan conjuntamente la Universidad y el Consorcio de Santiago.
Un equipo de cientídicos del Centro de Microanálisis de Materiales, pertenenciente a la Universidad Autónoma de Madrid, ha analizado un fragmento de porcelana decorada del siglo XVIII mediante el empleo de técnicas de análisis con haces de partículas aceleradas.
La máquina más compleja jamás construida acaba de arrancar cerca de Ginebra. Es el LHC, el Gran Colisionador de Hadrones. Entre la aportación española, investigadores de la Universidad de Oviedo y empresas asturianas han invertido largas horas de trabajo en este flamante equipamiento del CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas). Junto a ellos, diez mil investigadores de todo el mundo dirigen ahora su atención hacia el acelerador de partículas que permitirá observar la materia como nunca antes y que desvelará nuevas claves sobre el universo y sus fuerzas fundamentales.
De derecha a izquierda, el profesor Javier Cuevas y los investigadores Patricia Lobelle e Isidro González en el Departamento de Física de la Universidad de Oviedo, desde donde siguieron el arranque del LHC.
Han empleado un sistema de capas simulado con el método de Modelado por Líneas de Transmisión (TLM) que logra ocultar, para algunas frecuencias, los objetos introducidos en un simulador electromagnético. Estos estudios constituyen el germen para lograr la invisibilidad ante radares o incluso ante el ojo humano. Esta investigación ha sido realizada por científicos de la Universidad de Granada en colaboración con investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (EEUU), y se ha publicado recientemente en dos artículos en la prestigiosa revista Optics Express.