Un estudio revela que mirar actuaciones de danza en directo y junto a otras personas sincroniza las ondas cerebrales de baja frecuencia de los asistentes, a diferencia de verlos a solas en casa. La sincronía es mayor cuando los artistas interactúan con la audiencia.
Desde el inicio de la pandemia de covid, es cada vez más frecuente ver espectáculos y películas online desde el sofá. Sin embargo, un nuevo estudio muestra que, si hablamos de cómo reacciona el cerebro, resulta una experiencia diferente mirar los shows rodeados de personas a hacerlo solos en casa.
El trabajo, liderado por la University College de Londres (Reino Unido), revela que en los espectáculos de danza en directo las ondas cerebrales de sus asistentes se sincronizan, lo que sugiere una concentración y atención compartidas. Esto no ocurre cuando los espectadores ven la actuación a solas, según el artículo publicado en iScience.
El equipo investigador colocó auriculares que miden la actividad cerebral a través de encefalografía (EEG) a 59 espectadores del espectáculo de danza contemporánea Detective Work, del artista Seke Chimutengwende, en colaboración con Steph McMann. Luego, invitaron a otros participantes a ver una grabación de la misma pieza en el cine con otras personas y solos en un laboratorio, para comparar cómo afectaban los distintos escenarios a la sincronía cerebral. La sincronía se refiere al nivel de similitud de la actividad EEG de los espectadores a lo largo de la hora que dura la representación.
Lo que observaron fue que, en los espectáculos en directo, los cerebros de los espectadores se sincronizaban en la banda delta, una gama de ondas cerebrales de frecuencia lenta que suele asociarse con la divagación mental y el procesamiento social.
“Esta sincronía fue mayor en los espectáculos de danza en directo que cuando la coreografía se experimentaba en solitario y como grabación de vídeo”, dice a SINC Laura Rai, neurocientífica de la UCL y una de las autoras del trabajo.
Rai señala que investigaciones anteriores habían relacionado la atención con las ondas cerebrales más rápidas de la banda alfa. “Pero en nuestro estudio, fue la banda delta la que mejor captó la atención compartida, lo cual es sorprendente”, añade.
Incluso sin un escenario en directo, ver en compañía la actuación grabada en una sala de cine provocaba sincronía cerebral. Sin embargo, cuando las personas lo miraban a solas en un laboratorio, esa sincronía se debilitaba. Los resultados muestran que compartir el momento con los demás puede ser tan importante como la propia actuación.
El momento de mayor sincronía cerebral del público fue cuando los bailarines interactuaban directamente con los espectadores al establecer contacto visual, lo que se conoce como “romper la cuarta pared”.
Guido Orgs, bailarín, neurocientífico de la UCL y otro de los autores del trabajo, indica que estos resultados “vinculan la experiencia de la danza con la idea de que las artes escénicas son formas de arte social”. “Son creadas por intérpretes y un público que están en el mismo espacio al mismo tiempo”, añade.
Los investigadores también estudiaron si era posible predecir los momentos de mayor interés. Pidieron al coreógrafo Chimutengwende que identificara las escenas que esperaba que fueran más atractivas para la audiencia. La sincronía del público alcanzó su punto máximo en casi todos los momentos que predijo.
Según Rai, estos resultados también pueden extrapolarse a otro tipo de artes con actuaciones en directo. “Este espectáculo tiene muchos elementos: música, movimiento, diseño de iluminación e interacciones sociales directas con el público. Romper la cuarta pared es una técnica muy utilizada en las artes escénicas, en la comedia stand-up, el teatro, durante los conciertos en directo y en los programas de televisión”, explica.
En un mundo cada vez más digital, es especialmente importante volver a prestar atención al valor social y cultural de las experiencias de actuación en vivo. Este espacio cultural de unión es irremplazable
Aun así, destaca que solo disponen de datos de una coreografía concreta, “por lo que en futuros trabajos tendremos que comprobar si nuestras conclusiones se aplican también a otros eventos en directo”.
Para Matthias Sperling, también de la UCL y director creativo del proyecto, este estudio demuestra lo importante y “significativo” que es experimentar las actuaciones en directo. “En un mundo cada vez más digital, es especialmente importante volver a prestar atención al valor social y cultural de las experiencias de actuación en vivo. Este espacio cultural de unión es irremplazable”, subraya a SINC.
Referencia:
Laura A. Rai, Guido Orgs. “Delta-band audience brain synchrony tracks engagement with live and recorded dance”. iScience (2025).