Científicos españoles han analizado la respuesta a un mismo probiótico entre diversos grupos de población y han observado que es ‘altamente variable’. Las conclusiones, publicadas en el British Journal of Nutrition, destacan la necesidad de seleccionar probióticos específicos para cada tipo de población.
Investigadores del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC) han comprobado que la respuesta a un mismo probiótico es altamente variable entre diversos grupos de población. Los científicos compararon el efecto de una misma cepa en niños prematuros, niños nacidos a término y adultos y constataron que los efectos entre los distintos grupos diferían más de lo esperado.
“Nos ha sorprendido constatar cómo la misma cepa de probiótico que produce el aumento de algunos microorganismos intestinales en un grupo de población es causante de su disminución en otro”. Así resume Clara González de los Reyes-Gavilán, directora del IPLA-CSIC una de las conclusiones del último trabajo del grupo de Probióticos y Prebióticos que lidera.
Para comprobar cómo actuaban diversas cepas de bacterias probióticas en distintos grupos de población, los investigadores extrajeron muestras de microbiota a partir de las heces de niños recién nacidos llegados a término alimentados con leche materna y la compararon con la de niños alimentados con leche fórmula, con niños prematuros, y adultos. Las conclusiones del trabajo han sido recientemente publicadas en el British Journal of Nutrition.
“Añadimos distintos probióticos a las microbiotas intestinales de diferentes grupos poblacionales, y observamos que existen grandes diferencias entre grupos en la respuesta a un probiótico determinado, una variabilidad que va más allá de los enterotipos recientemente definidos”, explica Miguel Gueimonde, investigador del IPLA-CSIC y uno de los firmantes del artículo.
Esto se debe, señalan los autores, a que la microbiota de los recién nacidos llegados a término y la de los niños prematuros es distinta entre sí, como lo es la de los recién nacidos alimentados con leche de fórmula y los alimentados con leche materna. “Y a su vez, todas ellas son muy diferentes de la microbiota de los adultos, que hasta ahora había centrado el grueso de la atención científica sobre perfiles bacterianos intestinales”, afirma De los Reyes-Gavilán.
El perfil bacteriano que presenta la ‘flora‘ o microbiota intestinal es determinante para el desarrollo del intestino, el sistema inmune y la salud, destacan los miembros del equipo investigador. Por eso, “un mayor conocimiento de cómo cambia a lo largo de la vida y de cómo difiere entre individuos es esencial para disponer de herramientas que nos permitan restablecerla y lograr efectos positivos para la salud”.
Entre las conclusiones del trabajo, los investigadores destacan la necesidad de seleccionar probióticos específicos para cada grupo de población. En palabras de Miguel Gueimonde, “la mayoría de los productos enriquecidos con probióticos como los bífidus que pueden encontrarse actualmente en el mercado utilizan la misma cepa bacteriana y por tanto, pese a que es efectiva en algunos grupos de población, en otros no”.
Probióticos para niños prematuros
Con este planteamiento, el grupo de Probióticos y Prebióticos del IPLA-CSIC ha seleccionado varias cepas probióticas efectivas a la hora de equilibrar la flora intestinal de los niños prematuros, un trabajo para el que, al igual que el anterior, ha sido esencial la colaboración del Servicio de Salud del Principado de Asturias.
Los investigadores partieron de la microbiota presente en el intestino de niños que habían nacido tras completar la gestación y que fueron alimentados con leche materna, lo que constituye la situación ideal para los recién nacidos según las recomendaciones de la OMS. Tras seleccionar un total de 16 probióticos presentes en el intestino de estos niños, los científicos del IPLA probaron cómo, al introducirlos en los cultivos de microbiotas aisladas de niños prematuros, variaba la actividad y composición de estas últimas.
El resultado es que “cinco cepas de probióticos han sido efectivas y nos han permitido acercar el perfil bacteriano intestinal de los niños prematuros al de los niños nacidos tras completar la gestación y alimentados con leche materna”, afirma Silvia Arboleya, investigadora JAE del CSIC y primera firmante del artículo.
En cuanto a la posible disponibilidad a medio plazo de estos productos, los investigadores señalan que aún es necesario acometer más estudios. “No obstante, para que un resultado de investigación llegue al consumidor, es indispensable que exista una empresa interesada en desarrollar y comercializar el producto”, concluyen.
Referencias bibliográficas
Silvia Arboleya, Nuria Salazar, Gonzalo Solís, Nuria Fernández, Miguel Gueimonde, and Clara G. de los Reyes-Gavilán. “In vitro evaluation of the impact of human background microbiota in the response to Bifidobacterium strains and fructooligosaccharides”. British Journal of Nutrition 110: 2030-2036. 2013.
DOI:10.1017/S0007114513001487
Silvia Arboleya, Nuria Salazar, Gonzalo Solís, Nuria Fernández, Ana M. Hernández-Barranco, Isabel Cuesta, Miguel Gueimonde, and Clara G. de los Reyes-Gavilán. “Assessment of intestinal microbiota modulation ability of Bifidobacterium strains in in vitro fecal batch cultures from preterm neonates.” Anaerobe 19: 9-16. 2013.
Silvia Arboleya, Ana Binetti, Nuria Salazar, Nuria Fernández, Gonzalo Solís, Ana Hernández-Barranco, Abelardo Margolles, Clara G. de los Reyes-Gavilán and Miguel Gueimonde. “Establishment and development of the intestinal microbiota in preterm neonates”. FEMS Microbiology Ecology 79: 763-772. 2012.
Silvia Arboleya, Patricia Ruas-Madiedo, Abelardo Margolles, Gonzalo Solís, Seppo Salminen, Clara G. de los Reyes-Gavilán, and Miguel Gueimonde. “Characterization and in vitro properties of potentially probiotic Bifidobacterium strains isolated from breast milk”. International Journal of Food Microbiology 149: 28-36. 2011.
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