Descubierto el primer sistema planetario del experimento KOBE

Las estrellas de tipo K se consideran el ‘Dorado’ en la búsqueda de vida más allá del Sistema Solar. Ahora, el proyecto KOBE ha confirmado el descubrimiento de dos planetas en una de ellas. Según los autores de un estudio, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, el hallazgo demuestra el potencial de esta iniciativa liderada por el Centro de Astrobiología.

rimeros planetas descubiertos por KOBE
Ilustración artística de los dos primeros planetas descubiertos por el proyecto KOBE en la estrella KOBE-1. / CAB/Jorge Lillo-Box

Un equipo de investigadores del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Portugal, el Laboratorio de Astrofísica de Marsella y el Observatorio de Ginebra, ha confirmado el primer sistema planetario detectado por el experimento KOBE. Losa resultados del estudio se han publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.

Este hallazgo ha sido posible gracias a observaciones realizadas con el instrumento CARMENES, instalado en el Observatorio de Calar Alto (Almería). Representa un importante avance en la búsqueda de exoplanetas en torno a estrellas de tipo K, consideradas óptimas para albergar planetas potencialmente habitables.

Tradicionalmente, la búsqueda de planetas habitables más allá del Sistema Solar se ha centrado en estrellas similares a nuestro Sol, ya que la Tierra, el único planeta conocido con actividad biológica, orbita una estrella de tipo G.

Estrellas frías

Más recientemente, la búsqueda se ha ampliado a estrellas frías de tipo M. Sin embargo, estas presentan dificultades que podrían ser resueltas por estrellas de tipo K, que ofrecen un ambiente ideal para el desarrollo de la vida en planetas a su alrededor.

Es un gran avance en la búsqueda de exoplanetas en torno a estrellas de tipo K, consideradas óptimas para albergar planetas potencialmente habitables

Los astrónomos definen la zona habitable como la región alrededor de una estrella donde un planeta puede albergar agua líquida en su superficie, un requisito mínimo para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos. Para que un planeta se encuentre en esta zona, no debe estar ni demasiado cerca de su estrella, donde el agua se evaporaría, ni demasiado lejos, donde el agua se congelaría.

La distancia a la que un planeta puede mantener agua líquida depende de la temperatura de la estrella. En estrellas como el Sol, esta región se encuentra a distancias que corresponden a periodos orbitales de varios cientos de días, como el año terrestre de 365 días. Detectar planetas a esas distancias es complejo con las técnicas actuales.

Las estrellas de tipo M, al ser más frías, tienen zonas habitables más cercanas, con periodos de pocas decenas de días, lo que facilita la detección de planetas. Sin embargo, estas enanas frías son muy activas y lanzan llamaradas energéticas que pueden amenazar cualquier tipo de vida en planetas dentro de esta región.

Las estrellas de tipo K combinan las mejores propiedades de ambos tipos. Sus zonas habitables son accesibles a la instrumentación actual y son estrellas muy estables, sin grandes eventos de actividad. Por ello, se consideran ideales para la habitabilidad estelar y buscar planetas a su alrededor es un objetivo fundamental en la exploración exoplanetaria moderna.

El experimento KOBE monitoriza la velocidad de estas estrellas cuidadosamente seleccionadas para maximizar las probabilidades de éxito.

Masa mínima de 8,8 y 12 veces la de la Tierra 

En una de estas estrellas, nombrada KOBE-1, el equipo, liderado por la investigadora Olga Balsalobre Ruza, ha detectado dos planetas con periodos orbitales de 8,5 (KOBE-1b) y 29,7 días (KOBE-1c). Los datos de CARMENES han permitido establecer una masa mínima de 8,8 y 12 veces la masa de la Tierra para estos planetas, respectivamente.

Sin embargo, al no disponer de una medida de su radio, su composición sigue siendo desconocida. Balsalobre Ruza explica que “con estas masas, ambos planetas podrían clasificarse como supertierras, es decir, cuerpos rocosos ligeramente más grandes que la Tierra, o como sub-Neptunos, caracterizados por grandes atmósferas de hidrógeno y helio que los hacen más ligeros que Neptuno. Esperamos resolver esta cuestión con la llegada de nueva instrumentación espacial en las próximas décadas, que permitirá tomar imágenes directas de ambos planetas”.

Aunque estos nuevos planetas no están en la zona habitable, el equipo ha descartado la presencia de planetas con masas superiores a 8 veces la masa de la Tierra en esta región 

Aunque estos nuevos planetas no están en la zona habitable, el equipo ha descartado la presencia de planetas con masas superiores a 8 veces la masa de la Tierra en esta región de interés astrobiológico. Esto sugiere que, si existiera algún planeta en esta zona, sería rocoso. Se necesitan más datos para explorar en detalle esta región.

Finalmente, Jorge Lillo-Box, investigador del CAB y coautor del artículo, comenta que “programas como KOBE son excepcionales en el ámbito científico, pues requieren de mucho tiempo de observación durante varios años para detectar estas señales”.

Añade que “KOBE ha sido posible gracias al apoyo del Observatorio de Calar Alto a un proyecto científicamente innovador pero arriesgado por la gran inversión a largo plazo, que puede proporcionar importantes avances en nuestro conocimiento de los mejores ambientes planetarios para el surgimiento y desarrollo de la vida más allá de la Tierra, informando a futuras misiones espaciales como PLATO de la Agencia Espacial Europea”.

Referencia:

Balsalobre-Ruza et al. “KOBE-1: The first planetary system from the KOBE survey”. Astronomy & Astrophysics (2025).

Fuente:
CAB
Derechos: Creative Commons.
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