Las interacciones entre especies son clave para la conservación del oso pardo

Las relaciones tróficas explican los cambios en la distribución de las especies y cómo proteger los ecosistemas. Un nuevo estudio se enfoca en las poblaciones del oso pardo para analizar su cohabitación con otras especies y la respuesta al cambio climático. 

Oso pardo de los bosques boreales de Escandinavia
Oso pardo, Ursus arctos, de los bosques boreales de Escandinavia, / Vincenzo Penterian

Un equipo internacional, en el que participa el Museo Nacional de Ciencias naturales (MNCN-CSIC), ha estudiado como las interacciones entre especies afectan a la distribución del oso pardo en Europa y Turquía.

Según los investigadores, han comprobado que la distribución de los osos a escala continental viene explicada en gran medida por la interacción con otras especies: en concreto, los osos ocupan áreas donde se distribuyen las especies que forman parte de su dieta.

El estudio publicado en la revista Global Change Biology, utiliza el oso pardo como caso de estudio para mostrar la importancia de las interacciones entre especies en la conservación de los ecosistemas.

Los osos ocupan áreas donde se distribuyen las especies que forman parte de su dieta

Entender cómo afectan los cambios globales —como el cambio climático o los cambios de los usos del suelo— a las especies es crítico para conservar la biodiversidad y mantener los beneficios que la naturaleza ofrece, como el agua limpia, la fertilidad del suelo o la polinización.

Por ejemplo, por efecto del cambio climático, la distribución de algunas especies se desplaza hacia lugares más elevados o hacia los polos, lugares donde las condiciones climáticas se mantienen dentro de los rangos de tolerancia de la especie.

Un enfoque diferente

Hasta ahora, la mayoría de los estudios se han centrado sólo en cómo los cambios directos (alteraciones en la temperatura, la lluvia o en el uso agrícola) afectan a la distribución de las especies. Sin embargo, este trabajo ha puesto el foco de atención en los efectos indirectos al analizar las interacciones entre especies.

El rol del oso en cada ecosistema es diferente y por eso varía entre herbívoro o depredador apical

“Los osos mostraron una dieta muy variada: detectamos 276 especies en su dieta. Aquellos que viven en lugares más cálidos, como las subpoblaciones de la Cordillera Cantábrica, Grecia o Turquía, tienen una dieta más vegetariana, mientras que en las zonas más frías como Escandinavia y Finlandia son más carnívoros. Esto se traduce en que el rol del oso en el ecosistema es diferente y por eso varía entre herbívoro o depredador apical”, contextualiza el investigador de la Universidad de Sevilla Pablo M. Lucas.

Gracias al amplio equipo internacional han contado con más de tres millones de localizaciones pertenecientes a unos 3 000 osos, con datos de las 14 subpoblaciones europeas y turcas que presentan ambientes muy diferentes.

“Hemos podido estudiar los efectos de las interacciones locales sobre una extensión continental. Observamos que el oso ocupa aquellos lugares donde dispone de más energía procedente de las especies de su dieta”, señala el investigador MNCN Vincenzo Penteriani.

“Por ejemplo, en la Cordillera Cantábrica la presencia de robles y hayas, que son su principal recurso alimenticio en esta subpoblación, hace que sea más probable la presencia de oso; en otras subpoblaciones donde el oso es más carnívoro, la presencia del oso se explica más por la distribución de ungulados silvestres como jabalíes o ciervos”, aclara.

Una cadena de sucesos

Esta información es especialmente importante para predecir dónde vivirán las especies en el futuro y qué funciones cumplen en los ecosistemas, en un contexto de cambio climático y transformación del uso del suelo, así como para entender que para proteger las especies tenemos que conservar los ecosistemas donde viven.

 “Los cambios en las distribuciones de las especies de las que se alimentan puede afectar a la posición del oso dentro de la cadena trófica y a la viabilidad de la especie a escala local”, apunta Lucas.

Esta información es especialmente importante para predecir dónde vivirán las especies en el futuro y qué funciones cumplen en los ecosistemas

Otras especies, que tienen características diferentes al oso pardo —como una dieta más especializada, menos capacidad para moverse o que solo pueden vivir en condiciones ambientales muy concretas— podrían reaccionar de forma distinta al cambio climático y a la transformación del uso del suelo y a los cambios de las especies con las que interacciona.

Mejorar este conocimiento es fundamental para diseñar estrategias más efectivas de conservación de la biodiversidad y de los servicios que la naturaleza nos brinda.

Referencia: 

P.M. Lucas et al. “Trophic interactions are key to understanding the effects of global change on the distribution and functional role of the brown bear”. Global Change Biology (2025)

Fuente:
CSIC / MNCN
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