Reconstruyen una de las palmeras más antiguas del mundo

Un equipo científico ha reconstruido una de las palmeras más antiguas que se conocen, la especie Sabalites longirhachis, muy cercana al origen del grupo de las palmeras en el Cretácico superior.

 Reconstruyen una de las palmeras más antiguas del mundo
Imagen de una hoja la palmera fósil en la localidad de Mina Esquirol. Foto: UB.

"Uno de los elementos de mayor interés científico del trabajo ha sido la posibilidad de incluir diferentes partes de la planta (cepa con raíces, tronco, hojas marcescentes u hojas jóvenes) asociadas a un mismo ambiente sedimentario. Las hojas, en concreto, son los restos fósiles con más información taxonómica", explica el profesor Carles Martín Closas, que es miembro del grupo de investigación Geología Sedimentaria de la Universidad de Barcelona (UB) y coautor del estudio.

Las hojas más completas de la especie Sabalites longirhachis fueron descubiertas en los yacimientos de Fumanya (Berguedà) y Pinyes de Coll de Nargó (Alt Urgell) en 2008. El conjunto de yacimientos de Fumanya, con una extensión de más de 38.000 m2, es considerado uno de los más importantes de Europa, con fósiles de dinosaurios del Cretácico superior.

Los restos fósiles de la palmera encontrada en Fumanya datan también del Cretácico superior —hace unos setenta millones de años— y han sido clave para reconstruir una de las palmeras más antiguas identificadas en el registro fósil mundial.

"Esta palmera fósil —continúa Martin Closas— es similar a algunas palmeras actuales, como las del género Sabal, en algunas características morfológicas generales. Sin embargo, presenta ciertas particularidades relacionadas con su primitivismo. Por ejemplo, las hojas costapalmadas, es decir, hojas con una morfología intermedia respecto a las morfologías de hojas que hay actualmente (palmadas o pinnadas)", apunta el investigador.

Un novedoso método de reconstrucción

Desde el punto de vista metodológico, el hecho de haber encontrado diferentes partes de la planta separadas entre sí en diferentes lugares del mismo sistema sedimentario ha permitido aplicar un método innovador en el campo de la reconstrucción del cuerpo de la planta, que consiste en relacionar los diferentes órganos mediante la combinación de análisis anatómicos, sedimentológicos y tafonómicos.

En el marco de la investigación, los paleontólogos Carles Martin Closas y Sheila Villalba Breva se han centrado en el análisis de los aspectos más geológicos, como el estudio sedimentológico y tafonómico, que proporcionan el argumento principal para poder reconstruir la planta a partir de los órganos encontrados de manera dispersa en la roca.

Según apuntan las conclusiones del estudio, el paleoambiente de la palmera Sabalites longirhachis era un hábitat pantanoso junto a lagos de agua dulce litorales, que debían estar conectados lateralmente con pantanos salobres. El contexto paleogeográfico, por su parte, estaba constituido por una cuenca sedimentaria de tierras bajas que separaba la península Ibérica y el sur de la placa europea (la actual Francia) antes del proceso de elevación de los actuales relieves pirenaicos.

El conjunto paleontológico de Fumanya incluye las antiguas explotaciones de carbón a cielo abierto de Fumanya Sur (Fígols), Mina Esquirol, Fumanya Norte, Mina Tumí (Vallcebre) y Coll de Pradell (Vallcebre-Saldes). Desde el punto de vista de la investigación paleontológica, los yacimientos de Fumanya muestran una asociación bien variada de seres vivos de medio continental, formada tanto por vegetales como por animales, especialmente dinosaurios, y ofrecen la opción de estudiar un afloramiento excelente —las antiguas minas de carbón a cielo abierto— para deducir las relaciones espacio-temporales entre los diferentes organismos fósiles.

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El trabajo, publicado en la revista Review of Palaeobotany and Palynology, está liderado por los investigadores Carles Martin Closas y Sheila Villalba Breva de la UB, por Josep M. Marmi Plana, del Instituto Catalán de Paleontología, y por Bernard Gomez, de la Universidad Claude Bernard de Lyon (Francia).

Fuente: UNIVERSIDAD DE BARCELONA
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