Semana de la Ciencia

El triste y dulce final

Cerca de 100 personas se dieron cita este viernes en las Escuelas Pías de la UNED (Madrid) para disfrutar del cine fórum Las invasiones bárbaras. Los asistentes eligieron este plan para arrancar el fin de semana y debatieron sobre cuidados paliativos, eutanasia o incluso el sentido de la vida con diferentes expertos.

Cartel Semana de la Ciencia
Cartel de la Semana de la Ciencia

Son las seis de la tarde de un otoñal viernes. El madrileño barrio de Lavapiés rebosa de actividad. Arranca el fin de semana y con él, un abanico de planes donde elegir: una obra de teatro, un buen concierto, una velada con amigos, una tarde de compras… O un cine fórum. Cerca de 100 personas se decantaron por esta opción y se acercaron al salón de actos de las Escuelas Pías de la UNED. En el marco de la Semana de la Ciencia se proyectaba Las invasiones bárbaras (2003).

“Es muchas películas en una”, adelantaba momentos antes de la proyección José Luis Muñoz de Baena, profesor de Filosofía del Derecho y director del ciclo Cine y Filosofía de la UNED. “Es una cinta muy amarga y lúcida sobre la crisis de la izquierda, y durísima en cuanto a la crisis de lo público en una sociedad que tenemos por modélica como es la canadiense”, añadía Muñoz de Baena. Además de esta crisis existencial, Las invasiones bárbaras aborda la cuestión bioética del fin de la vida.

Rémy, interpretado por Rémy Girard, es un convencido profesor universitario de izquierdas venido a menos al que se le diagnostica una enfermedad terminal. En sus últimos días se debate entre seguir fiel a la ideología que siempre ha defendido o hacer caso a su hijo, un millonario capitalista sin escrúpulos. Sin dejar de preguntarse sobre el sentido de la vida, pasará sus últimas horas rodeado de sus amigos y sin dolor, saltándose los límites legales. Un dulce desenlace que solo el dinero y la determinación del hijo descarriado consiguen.

“Todos los personajes son un poco bobos, unos cretinos que se creen que están por encima de los demás, por encima de los bárbaros”, opinaba en el debate posterior Koldo Martínez, presidente de la Asociación de Bioética Fundamental y Clínica. Desde su punto de vista, los bárbaros son los valores capitalistas a los que siempre se han opuesto Rémy y sus amigos, y que su propio hijo desarrolla a la perfección. Esa ideología impregna el mundo, invadiéndolo, que es lo que refleja el título de la proyección.

Muerte ¿digna?

Denys Arcand, el director de la cinta, pone sobre la mesa hasta qué punto se debe salvaguardar la dignidad humana. La cuestión de la sedación para terminar los días sin dolor y la seguridad jurídica de los profesionales sanitarios que la practiquen se abordaba en la inconclusa Ley de Muerte Digna, aparcada con el adelanto electoral. “No me gusta hablar de muerte digna puesto que creo que casi todas las muertes lo son”, argumentaba Martínez.

Como médico intensivista que trata diariamente con pacientes y familiares ingresados en la UCI, Koldo Martínez definía lo que para él era una buena muerte: “Las mejores muertes que yo he visto son aquellas en las que el enfermo y los seres queridos son capaces de decir ‘te quiero’, ‘perdóname’, ‘te perdono’, ‘gracias’ y ‘adiós’, y algo de esto se ve en la muerte de Rémy”.

El jurista José Ramón Díez, experto en Derecho Sanitario y profesor asociado de la UNED, se mostraba partidario de esta opinión. “El concepto de dignidad humana se puede usar para decir una cosa y la contraria”, declaraba, y añadía: “Yo creo que morir con dignidad es morir sin dolor y por tanto, la persona que tenga dolor, tendrá que ser tratada”.

El desconocido testamento vital

En este contexto existe una figura desconocida por el ciudadano y poco utilizada por el personal sanitario como es el testamento vital. Estas instrucciones previas, reguladas por ley desde 2002, sirven para que cualquier persona deje por escrito sus últimas voluntades sobre el tipo de cuidados y el tratamiento de su salud, por si algún día se hallara incapacitada para expresarlo.

“Las instrucciones previas no surgen porque sí. Aparecen en los años 70 como un avance de la medicina intensiva, para preservar la dignidad humana y que no se invada al enfermo tecnológicamente”, manifestaba Ana Mª Marcos del Cano, directora del proyecto sobre Testamento Vital y profesora de Filosofía del Derecho de la UNED.

Sin embargo, a pesar de que llevan casi una década reguladas, su uso no está generalizado. “¿Quién se hace cargo de la muerte?”, se preguntaba Marcos del Cano. “La vocación del médico es curar, al familiar le cuesta afrontar la muerte del ser querido y el enfermo no sabe qué hacer. Nadie se hace cargo de la muerte”, añadía.

En este punto, la mesa de debate analizó el propio concepto de muerte. “La muerte no es como se ve en las películas”, aseguraba David Rodríguez, doctor en Filosofía del CSIC. “Determinar cuándo alguien está muerto muchas veces es problemático”, afirmaba, y ponía como ejemplos la muerte encefálica o cerebral, donde el cerebro deja de funcionar pero los demás órganos siguen trabajando.

El público tiene la palabra

Como todo cine forum, el debate concluyó con un amplio turno de preguntas, donde los asistentes se animaron a participar. Uno de ellos, médico de cuidados paliativos, recalcó que no hay que confundir cuidados paliativos con eutanasia. Todos los miembros de la mesa de debate se mostraron de acuerdo y David Rodríguez puntualizó: “Los cuidados paliativos tienen la vocación de evitar que las personas quieran morir, aunque los mayores defensores de la eutanasia son también férreos defensores de los cuidados paliativos”.

Otro de los asistentes preguntó sobre la Guía de Sedación Paliativa que ha sido aprobaba recientemente por la Organización Médica Colegial, y Koldo Martínez la calificó como “un gran avance”.

Volviendo a la película y para terminar, una joven comentó su experiencia personal. “La vi hace tiempo, cuando murió mi padre y me ayudó mucho para avanzar en el duelo”, indicó. “Me transmite sensación de paz”.

Los aplausos dieron por concluido el debate. O al menos en el salón de actos, porque la película y su mensaje no abandonarían la mente de los asistentes por una temporada. Pocas veces algo tan triste como la muerte deja un regusto tan dulce.

Fuente: divulgaUNED
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