Garrapatas y enfermedad de Lyme, una plaga creciente en España

El calor trae de vuelta la amenaza de estos parásitos, cada vez más abundantes y extendidos por nuestra geografía debido a factores como el cambio climático. Y, con ellos, se expanden también las infecciones que transmiten. Las autoridades sanitarias españolas vigilan sobre todo el avance de la borreliosis de Lyme, una patología compleja.

Garrapata común
La garrapata común Ixodes ricinus es el vector de transmisión en Europa de la bacteria Borrelia causante de la enfermedad de Lyme. / Richard Bartz | Wikimedia Commons

Es la estación más esperada para muchos, pero tiene su contrapartida; con el verano, llegan las plagas asociadas al calor. Algunas son viejos clásicos de siempre, como los mosquitos. En cambio, otra más propia de la vida rural y que solía ser anecdótica para los urbanitas está escalando en los últimos años: las picaduras de garrapatas y las infecciones que pueden acarrear, como la enfermedad de Lyme. El hecho de que en 15 años los casos en España se hayan triplicado es motivo para que crezca la atención a este problema.

De unas 900 especies de garrapatas en el mundo, un extenso estudio registra al menos 25 en España, aunque el Ministerio de Sanidad sube la cifra a en torno a 40

De unas 900 especies de garrapatas en el mundo, un extenso estudio registra al menos 25 en nuestro país, aunque el Ministerio de Sanidad sube la cifra a en torno a 40. Algunos de estos arácnidos pueden transmitir enfermedades; en nuestro país preocupan sobre todo una infección emergente, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC), y otra endémica, la borreliosis de Lyme, la patología más frecuente de las transmitidas por estos parásitos.

Anteriormente no existía un seguimiento preciso de estas infecciones en España, pero una mayor frecuencia de casos ha motivado que la tercera parte del Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores, presentada en 2024, se dedique específicamente a aquellas transmitidas por garrapatas.

En concreto, la enfermedad de Lyme está causada por bacterias de varias especies del género Borrelia, sobre todo B. burgdorferi, B. afzelii y B. garinii. En Europa estos patógenos los transmite la garrapata común, Ixodes ricinus, mientras que en Norteamérica el vector equivalente es la garrapata del ciervo, Ixodes scapularis.

Doble pegada

La borreliosis de Lyme suele manifestarse por una erupción en la piel con el aspecto de una diana, llamada eritema migrans. La enfermedad provoca síntomas como dolor de cabeza, fatiga y fiebre, pudiendo afectar al sistema nervioso, el corazón, los músculos y las articulaciones. Pero su pegada es doble: una complicación adicional es que puede dejar secuelas en forma de dolores articulares y síntomas neurológicos y cardíacos, de por vida y en grado incapacitante.

La borreliosis de Lyme puede dejar secuelas en forma de dolores articulares y síntomas neurológicos y cardíacos, de por vida y en grado incapacitante

Esta forma persistente grave puede afectar a un 10-20 % de los afectados por Lyme, tal vez más, pero los especialistas se encuentran con la dificultad de diagnosticarlo de forma inequívoca una vez que la infección se ha resuelto tras el tratamiento estándar con el antibiótico doxiciclina. Según explicaba a Science Media Centre Lucía García San Miguel, jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), “es dificilísima de diagnosticar porque no hay métodos adecuados”.

En un estudio de 2025, investigadores de la Universidad Northwestern en Illinois proponen una causa para la enfermedad de Lyme postratamiento o crónica: restos de la pared celular de la bacteria permanecen en el hígado estimulando una respuesta inmunitaria errónea. En otro estudio en paralelo, el mismo equipo ha descubierto que el antibiótico piperacilina, utilizado actualmente contra la neumonía, es eficaz contra la Borrelia causante del Lyme a dosis muy bajas que no dañan la microbiota, a diferencia de la doxiciclina.

La forma persistente de la enfermedad de Lyme es dificilísima de diagnosticar porque no hay métodos adecuados

Lucía García San Miguel, Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias

Según el director de ambos estudios, el bacteriólogo Brandon Jutras, la respuesta de cada persona a la persistencia de esos restos bacterianos puede ser distinta, y determina quiénes sufren un Lyme crónico: “Algunos pacientes tendrán una respuesta inmunitaria más robusta, lo que podría resultar en una enfermedad peor, mientras que el sistema de otros puede ignorar la molécula”. Sin embargo, ambos estudios se han realizado en ratones, por lo que aún será necesario comprobar su validez en humanos.

Eritema migrans

'Eritema migrans', erupción en forma de diana, típica de la enfermedad de Lyme. / CDC / Wikimedia Commons

Un problema en expansión

En España, la enfermedad de Lyme se consideraba endémica regional porque estaba presente de forma habitual, pero mayoritariamente en el norte peninsular. Sin embargo, su creciente expansión por otras zonas de la península y Baleares ha propiciado su inclusión en el Plan Nacional para una vigilancia obligatoria más estrecha; según un estudio de 2022 del Instituto de Salud Carlos III, entre 2005 y 2019 las hospitalizaciones por Lyme se dispararon un 191 %, lo que equivale a casi multiplicarse por tres.

Entre 2005 y 2019 las hospitalizaciones por Lyme se dispararon un 191 %, lo que equivale a casi multiplicarse por tres

Al crecimiento explosivo de estas infecciones se une un mayor número de casos de otras enfermedades transmitidas por garrapatas: la FHCC surgió por primera vez en España en 2016, y los datos revelan un aumento de enfermedades como la babesiosis o la fiebre recurrente. Todo ello es consecuencia de un ascenso en las picaduras por estos ácaros, que en alguna región han llegado a multiplicarse por seis en cinco años.

Las investigaciones atestiguan que estos parásitos y las enfermedades que contagian ya no son un riesgo que únicamente aceche a los habitantes de las ciudades en sus escapadas campestres: un estudio encontró una abundante presencia de bacterias patógenas Rickettsia en las garrapatas de los jabalíes del área metropolitana de Barcelona.

En otro trabajo, cientos de garrapatas se recogieron en zonas verdes de Lugo; la inmensa mayoría se encontraron en zonas residenciales de las afueras, pero el 4 % de ellas procedía de parques del casco urbano. Algunas portaban bacterias Rickettsia o Borrelia.

El peligro de las garrapatas está en la hierba y los arbustos; el contacto con animales portadores no entraña riesgo

En este estudio, los ácaros se recolectaron por un método habitual, arrastrar una pieza de tejido sobre la vegetación. Esta sencilla técnica atrapa las garrapatas que se encuentran adosadas a hierbas y arbustos, a la espera de que el roce de un posible hospedador les ofrezca la oportunidad de aferrarse a él.

Ahí es donde está el peligro, en la hierba y los arbustos; en contra de lo que podría pensarse, el contacto con animales portadores de garrapatas no entraña riesgo, ya que los parásitos no cambian un hospedador por otro. Una vez se han llenado de sangre, se desprenden, caen al suelo y hacen la digestión durante meses.

Cómo evitar las picaduras

Por ello, los consejos para prevenir las picaduras comienzan por lo más obvio: al pasear por el campo o por parques y jardines, utilizar los caminos clareados entre la vegetación para eludir el roce con arbustos y hierba alta.

Es conveniente llevar calzado y prendas que cubran la piel, preferiblemente de colores claros, ya que permiten apreciar más fácilmente si alguna garrapata se ha adherido a la ropa. Llevar la camisa por dentro del pantalón y las perneras bajo los calcetines evitará dejar vías por donde los parásitos puedan acceder a la piel.

Es muy importante cuando llegamos a casa revisarse y revisarnos unos a otros porque las garrapatas a veces están en sitios que no se ven

Lucía García San Miguel, Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias

A lo anterior, el Ministerio de Sanidad añade la recomendación de usar repelentes de insectos y arácnidos basados en sustancias activas de eficacia probada, como DEET, IR3535, icaridina o citriodiol.

Según García San Miguel, después de una excursión campestre “es muy importante cuando llegamos a casa revisarse y revisarnos unos a otros porque a veces están en sitios que no se ven”. Las zonas preferidas por las garrapatas son detrás de las orejas, bajo el pelo, las axilas, el ombligo, la ingle, la cintura y las piernas.

En caso de encontrarnos alguna garrapata, Sanidad aconseja extraerla con unas pinzas planas, con cuidado de retirarla por completo sin que la cabeza se desprenda

En caso de encontrarnos alguna garrapata, Sanidad aconseja extraerla con unas pinzas planas, con cuidado de retirarla por completo sin que la cabeza se desprenda. Por el contrario, métodos tradicionales como utilizar vaselina, aceite u otros productos pueden inducir a la garrapata a inyectar más saliva y, con ella, quizá algún patógeno, por lo que no son recomendables.

Generalmente se considera que la transmisión de enfermedades como el Lyme requiere que la garrapata permanezca adosada durante varias horas o incluso días, por lo que una extracción temprana del parásito reduce mucho el riesgo. La herida debe desinfectarse y durante cuatro semanas se vigilará la aparición de síntomas. Sanidad recomienda conservar el parásito en un bote con papel húmedo por si fuera necesario examinarlo.

Borrelia burgdorferi

Imagen coloreada de microscopía electrónica de la bacteria 'Borrelia burgdorferi', causante de la enfermedad de Lyme. / NIAID

El agravante del cambio climático

A todo lo anterior se suma que, previsiblemente, el problema del Lyme y otras enfermedades transmitidas por garrapatas continuará recrudeciéndose debido a varios factores, como una mayor interacción entre humanos y fauna por la invasión de los ecosistemas y los cambios en los usos de las tierras.

Los inviernos más suaves permiten una mayor supervivencia de las garrapatas y prolongan su periodo anual de actividad

Otro de los agravantes es el cambio climático: los inviernos más suaves permiten una mayor supervivencia de las garrapatas y prolongan su periodo anual de actividad. Los científicos apuntan que la garrapata común es muy sensible al calentamiento; la subida de las temperaturas facilita su expansión a regiones tradicionalmente más frías, mientras que podría desaparecer de zonas donde estaba presente pero que se vuelvan demasiado cálidas.

En España se ha notado no solo una proliferación creciente de estos ácaros, sino también un adelanto de la temporada de las picaduras en un mes, de mayo a abril. La relevancia de la evolución de la enfermedad de Lyme y de su vector, la garrapata, es tal que en EE UU se utiliza como uno de los indicadores del cambio climático de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, una lacra que cada vez requerirá una vigilancia más estrecha.

Referencias:

McClune, M. et al., "The peptidoglycan of Borrelia burgdorferi can persist in discrete tissues and cause systemic responses consistent with chronic illness", Science Translational Medicine (2025).

Gabby, M. et al., "A high-resolution screen identifies a preexisting beta-lactam that specifically treats Lyme disease in mice", Science Translational Medicine (2025).

Ministerio de Sanidad. Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las
enfermedades transmitidas por vectores. "Parte III: enfermedades transmitidas por garrapatas: fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y endémicas y con potencial de emergencia" (2024).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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