El año pasado se alertó de una catastrófica disminución de insectos debido a la pérdida de hábitat, el cambio climático y la contaminación. Ahora, un nuevo estudio suaviza los términos y apunta que, aunque la población de las especies terrestres está mermando, la de las acuáticas parece estar incrementando.
Hasta ahora, se pensaba que, por sus adaptaciones craneodentales, la dieta de los primeros homínidos como el Homo erectus estaba compuesta por alimentos duros, como semillas o nueces. Ahora, un nuevo estudio, que ha utilizado modelos computacionales, confirma la hipótesis contraria: estos primeros humanos tenían una dieta basada en alimentos blandos como frutas y bayas.
No hay errata. Sí, así, con mayúscula y minúscula al mismo tiempo, deberíamos escribir siempre esa palabra que tanto abraza. Más, mucho más que a nosotros, tan solo uno de los inquilinos de un planeta mal bautizado, a los que precisamente ahora se nos ha amputado la posibilidad de abrazarnos los unos a los otros.
Hoy celebramos el Día de la Tierra, y van 50 años. Si echamos la vista atrás, veremos que han cambiado muchas cosas. Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, habla en SINC de los desafíos ambientales y cómo afrontarlos con la mirada en el futuro.
En las últimas cinco décadas la ciencia ha vivido ciertos triunfos en la protección ambiental, pero también fracasos. En plena pandemia por COVID-19 y ante desafíos ambientales como la crisis climática y de la biodiversidad, este Día de la Tierra recuerda más que nunca la necesidad de cuidar a la vez la salud ambiental, animal y humana.
Con la pandemia de COVID-19 estamos sufriendo las consecuencias de una falta de reacción global y es muy probable que también las suframos por el cambio climático. Ambas crisis nos ponen ante un espejo en el que no quedamos reflejados como seres tan racionales: entender es secundario, la experiencia es clave.
Con las ciudades vacías, muchos animales, que antes tenían miedo a los humanos, salen con más facilidad o cambian sus comportamientos. Para los expertos, la casi nula actividad humana crea una trampa ecológica y una falsa percepción de que las urbes son un buen lugar para vivir. Además, algunas especies pueden dejar de percibir a los humanos como un peligro.
La edad de 100 años en humanos no es frecuente, como tampoco lo es la correspondiente en perros: entre los 17 y 22 años. El análisis de ADN de dos canes ‘Matusalén’ de 22 y 27 años en Hungría, protagonistas del #Cienciaalobestia, muestra la existencia de cuatro variantes genéticas exclusivas, relacionadas con el envejecimiento.
Una carta de dos ecólogos del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía, que se publica hoy en Science, pide al Gobierno de Bolsonaro que tome medidas para salvaguardar a las comunidades indígenas, que son más susceptibles a epidemias y carecen de la asistencia médica básica.
Los estudios realizados entre los años 2000 y 2017 en el Pirineo aragonés revelan que la población de urogallo común en esta zona ha disminuido un 58 %. Los científicos consideran que este descenso se debe a su bajo éxito reproductivo y piden que la categoría de esta subespecie pirenaica cambie de ‘vulnerable’ a ‘en peligro de extinción’.