Fósiles hallados en los fondos marinos de la cuenca de Santa Bárbara en EEUU revelan por primera vez que el calentamiento climático producido durante la última desglaciación ha cambiado la diversidad animal del océano Pacífico. Los resultados del estudio publicado en PNAS sugieren que, en la actualidad, los efectos del aumento de temperaturas afectarán de la misma manera al ecosistema marino, que tarda mil años en recuperarse.
La lechuga es un alimento muy beneficioso para la salud por ser rica en antioxidantes. Pero no todas las variedades de este vegetal tienen el mismo efecto. Según un nuevo estudio, el color de las hojas de las lechugas determina la velocidad con la que actúan sus compuestos. Así, las de hoja verde tienen unos antioxidantes que reaccionan a velocidad lenta, mientras que las de hoja roja tienen un efecto más rápido.
Por primera vez se ha podido comprobar experimentalmente una hipótesis que los ornitólogos llaman 'depredación dependiendo de la masa'. La idea es que en presencia de predadores algunos pájaros pueden perder voluntariamente masa corporal para poder volar más rápido y escapar de su perseguidor. Jordi Pascual y Joan Carles Senar, del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, llevaron a cabo de forma natural esta experiencia y demostraron que, efectivamente, un pájaro pierde masa corporal cuando sabe que corre un riesgo elevado de ser cazado por un predador.
El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, NEIKER-Tecnalia, recomienda no utilizar nitrógeno para fertilizar las plantaciones de pino radiata de Bizkaia y el norte de Araba-Álava. Esta recomendación se hace tras analizar en los últimos años más de 1.500 muestras de suelo recogidas en masas forestales productivas de las citadas áreas.
Un estudio, publicado en Ecology Letters, muestra cómo se recupera un arrecife de coral a lo largo de diez años tras un evento de mortalidad en masa. El análisis demuestra que la probabilidad de extinción de los peces de altos niveles tróficos, lo que comen otros peces, es cuatro veces mayor que la de los peces que se alimentan de algas y que están en niveles más bajos de la cadena trófica. El trabajo permitirá predecir la recuperación de los ecosistemas tras perturbaciones de todo tipo.
Reconstrucción de Lo Hueco. / Óscar Sanisidro-Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.
El mayor estudio del genoma completo humano de una única población –Islandia– revela el potencial que tienen estos trabajos para la comprensión de las raíces, diversidad y evolución de las enfermedades. El trabajo, dividido en varios estudios publicados por la revista Nature Genetics, aporta información sobre el ADN de más de 100.000 islandeses.
Hace unos 70 millones de años, los cocodrilos que habitaban en lo que hoy es el yacimiento de Lo Hueco en Cuenca comían presas de agua salada pero bebían agua dulce, y los saurópodos se alimentaban de árboles, arbustos y plantas con flores que abundaban en la zona. El estudio de los fósiles, que se publica en PLoS ONE, ha permitido reconstruir las condiciones climáticas, la dieta y el modo de vida de algunos animales durante el Cretácico superior.
Para conocer el impacto real del cambio climático no es suficiente con estudiar espacios naturales protegidos, que son maduros y soportan bien los cambios. Según un estudio internacional, liderado por el CREAF y publicado esta semana en Nature Communications, es necesario centrarse en estudiar los que han sido alterados y aún se están recuperando.
Un equipo de investigadores, con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), ha estudiado el nivel de urbanización de 38 especies de aves europeas y lo ha relacionado con su capacidad colonizadora. Los resultados, publicados en la revista Oecologia, muestran que las aves acostumbradas a la presencia del ser humano se establecen más fácilmente en nuevos entornos.