El nuevo pulpo Dumbo (Grimpoteuthis), una de las nuevas especies halladas por los científicos.
Copépodo encontrado en el abismo Atlántico.
Un equipo, dirigido por la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Margarita Salas, ha demostrado cómo los virus se sirven del esqueleto de las bacterias (citoesqueleto) para replicarse de forma más eficiente. Esta capacidad sólo era conocida, hasta el momento, en células eucariotas, la base de los organismos complejos como el ser humano. El hallazgo permitiría crear estirpes bacterianas modificadas genéticamente para minimizar sus posibilidades de infección por virus.
Mastodontes comiendo fresnos negros antes de su desaparición.
Investigadores del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (UAM-CSIC) en colaboración con la Universidad de Berkeley, han conseguido manipular por primera vez moléculas individuales de la ADN polimerasa del virus Phi29, lo que ha proporcionado información muy valiosa sobre el mecanismo de fidelidad encargado de mantener la copia del ADN.
Científicos estadounidenses demuestran en el último número de Science que la lenta extinción de mamuts, mastodontes y perezosos gigantes al final de la última glaciación en Norteamérica provocó cambios en la vegetación y el incremento de los incendios, y no al revés. Los investigadores proponen la hipótesis del impacto de un meteorito hace unos 12.900 años como causa de la extinción masiva de estos grandes herbívoros.
Mientras que las aves migran para explotar los recursos alimenticios estacionales, la mayoría de los murciélagos migran para encontrar mejores condiciones de hibernación. Según investigadores estadounidenses y alemanes, cerca del 3% de las casi 1.000 especies de murciélagos migra cada año hasta lugares más o menos distantes.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha presentado ayer en la Cumbre sobre Cambio Climático y Áreas Protegidas de Granada el primer estudio en profundidad sobre los ecosistemas marinos. El trabajo Gestión de los Sumideros Naturales de Carbono Costeros demuestra que la capacidad para atrapar carbono de forma progresiva de praderas oceánicas, manglares y marismas es mayor que los sumideros de carbono terrestres, los bosques.