El genoma del pulgón Acyrthosiphon pisum, un parásito de plantas leguminosas que causa graves plagas agrícolas y pérdidas económicas en la agricultura, ha sido secuenciado por el International Aphid Genomics Consortium (IAGC), un consorcio internacional que agrupa a científicos de todo el mundo y en el que participan investigadores catalanes y valencianos.
Investigadores británicos han realizado pruebas en 51 especies de mamíferos y han comparado la relación entre la agilidad y la visión de algunas de ellas. Los resultados del estudio, que se publica en Journal of Anatomy, demuestran que la posición de los ojos repercute en la velocidad y agilidad de los animales.
Resonancia magnética de un gato (Tarsius bancanus).
Reconstrucción de un Abydosaurus.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con otras 8 universidades europeas, han estudiado los efectos de los pesticidas utilizados en agricultura en la pérdida de biodiversidad y su interferencia en una posible recuperación.
Investigadores de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) han calculado el potencial energético y económico de los residuos sólidos urbanos, lodos de depuradora y residuos ganaderos para generar electricidad en España. Estos residuos son fuentes alternativas de energía renovable, más ecológicas y, en el caso de los residuos sólidos urbanos, más rentables.
Depuradora en Monfragüe (Cáceres). Foto: Naturaleza Fragüe.
La secuenciación del genoma humano llegó en febrero de 2001 en sendos artículos de Nature y Science. Desde entonces las técnicas han dado un gran salto y han demostrado que los humanos nos parecemos mucho. Así lo confirma Hafid Laayouni (Marruecos, 1968), investigador en el centro CIBER de Epidemiología y Salud Pública de Barcelona, en un estudio que se ha publicado on line esta semana en Human Genetics, y según el cual no hay grandes diferencias genéticas entre las poblaciones de la Península Ibérica, como se pensaba hasta ahora.
Científicos estadounidenses de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) han identificado más de 6.000 especies marinas distintas que viven en el fondo de la Antártida, la mitad de ellas, "ejemplares únicos del continente helado", lo que refuerza la teoría que defiende la riqueza y diversidad de la zona. Este censo se inició en 2005 y describe la enorme variedad y diversidad de seres marinos que viven en estas frías aguas.
La revista Science publica esta semana dos artículos científicos sobre la evolución de las ballenas. En el primero, los científicos detallan que hace más de 65 millones de años grandes peces ocuparon su nicho en el ecosistema durante más de 100 millones de años antes de la aparición de las ballenas actuales. En otro estudio, los investigadores explican cómo las ballenas estuvieron relacionadas con algunos de los organismos marinos más pequeños del planeta hace más de 30 millones de años.