Los métodos de diagnóstico basados en ADN son complejos, lentos y requieren equipos sofisticados. Ahora investigadores catalanes han incorporado nanopartículas de oro y microesferas magnéticas al método estándar, para identificar y cuantificar mejor el ADN del parásito que causa la leishmaniosis canina y humana.
La radiación ultravioleta altera el ADN y provoca mutaciones que permiten el crecimiento descontrolado de células cancerosas. Pero el cuerpo tiene sistemas de reparación del ADN para protegerse de esos daños. Uno de ellos es el que está basado en una proteína, la fotoliasa, cuyos genes se duplican dando lugar a nuevas proteínas como el criptocromo, capaz de mantener la función primitiva que le permite reparar el ADN. Así lo ha identificado un equipo de científicos liderado por la Universidad de Sevilla.
Investigadores del IRB Barcelona y otros centros internacionales han creado un método y una plataforma pionera para realizar simulaciones del ADN. La técnica permite estudiar cambios estructurales de esta biomolécula, así como su interacción con proteínas y fármacos, con una exactitud sin precedentes.
El palenque de Yanga, en México, es el primer núcleo de esclavos africanos rebeldes –conocidos como cimarrones– que se estableció en América. Analizando el ADN de sus descendientes, un equipo internacional, dirigido por la Universidad Complutense de Madrid, ha descubierto que en ellos queda muy poco rastro genético africano, al haber mayor proporción de los ancestros europeos y amerindios como consecuencia del mestizaje.
En 1985 se encontró una extraña momia de un niño inca semienterrada y congelada en la montaña del Aconcagua (Argentina). Ahora, un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela ha conseguido extraer y secuenciar el genoma del ADN mitocondrial procedente de una biopsia de pulmón de esta momia. Los resultados indican que el niño perteneció a una población genética que compartía un ancestro común no identificado previamente en nativos americanos modernos.
Investigadores del centro CiTIUS y la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica han presentado BigBWA, una herramienta que reduce los tiempos de ejecución de un software de referencia en genómica. Los investigadores logran multiplicar por 12 la velocidad actual de cómputo con sólo 6 servidores.
Un análisis de las moléculas de polvo de la Estación Espacial Internacional ha permitido conocer los agentes bacterianos con los que conviven los astronautas en el espacio, y compararlos con los de dos salas blancas desinfectadas en Tierra. Este descubrimiento servirá para mejorar las instalaciones del complejo orbital y asegurar la salud de sus ocupantes en el futuro.
Saber cómo las células reparan su ADN facilita a los investigadores avanzar en la prevención de diversas enfermedades graves como el cáncer. Así nos lo cuenta Teresa Roldán Arjona (Priego de Córdoba, 1962), científica de la Universidad de Córdoba, que durante su estancia en Reino Unido trabajó en el laboratorio de Tomas Lindahl, uno de los recientes ganadores del Premio Nobel de Química por su contribución a este campo.
La primera secuenciación del genoma antiguo de un africano, hallado en 2012 en una cueva de Etiopía, revela que hace unos 4.000 años se produjo una migración desde el oeste de Eurasia hacia África. Estos movimientos de los pobladores de Oriente Próximo de vuelta al continente africano influyeron más de lo que se pensaba en el ADN de los africanos modernos, que en la actualidad cuentan con al menos un 5% de genoma euroasiático. En el este de África la cifra asciende al 30%.
El misterio de por qué los elefantes no desarrollan apenas cáncer, teniendo 100 veces más células que los humanos, parece tener respuesta. Un equipo científico de EE UU ha descubierto que estos animales tienen 38 copias modificadas adicionales (alelos) del gen que codifica la proteína p53 –que funciona como un inhibidor de tumores– en comparación con las personas, que solo cuentan con dos.