Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana ha analizado los datos de 38 años de censos de aves en Doñana y el Paleártico Occidental, junto con imágenes satélite y datos meteorológicos de 432 humedales de importancia internacional.
Muchas enfermedades infecciosas se transmiten a través de insectos vectores que, mediante su picadura, transmiten la enfermedad a diferentes hospedadores. Saber cómo esos insectos eligen a los hospedadores puede ayudar a determinar cómo se extienden las enfermedades que transmiten a los animales silvestres.
Esta nueva especie, hallada en Brasil, se alza como la ‘piedra Rosetta’ de la evolución del cráneo y el cerebro de las aves. Vivió hace 80 millones de años y sus restos fósiles están extraordinariamente bien conservados.
Dos trabajos de la Universitat de València constatan la importancia de reorientar las políticas de gestión de la costa hacia la protección de las especies que dependen de los hábitats dunares abiertos y de los restos naturales que se depositan en las playas.
En un experimento llevado a cabo por el CSIC, pollos de estornino negro emitieron señales para pedir alimento con una intensidad postural atenuada y un sonido característico cuando se les provocó una infección inocua bajo condiciones controladas de privación de alimento.
Los pinzones de las islas Galápagos (Ecuador) usan sus picos para triturar semillas y para cantar. Un nuevo estudio determina qué pasa con sus trinos cuando los picos cambian para responder a los cambios en la alimentación derivados, por ejemplo, de una sequía.
Hoy se publica un artículo en Science que revela que las consecuencias de esta extinción son mucho mayores de lo que se creía, ya que cuando desaparecen especies se pierde también su papel en el ecosistema, como polinizar, dispersar semillas y controlar plagas.
Este estudio, liderador por la Universidad de Valencia y realizado en un entorno agrícola mediterráneo, revela que el 71 % de los nidos del verdecillo contienen residuos plásticos, al igual que el 96 % de los nidos de la urraca común.
La frecuencia con la que los animales voladores, sean aves, insectos o murciélagos, agitan sus alas es proporcional a la raíz cuadrada de su masa corporal dividida por el área alar. Investigadores daneses han dado con esta fórmula, que también se puede aplicar para animales nadadores como las ballenas y los pingüinos.
Una investigación en la que participa el CSIC revela por primera vez los efectos perjudiciales a largo plazo del ruido del tráfico en estos animales, incluso años después de la exposición. Según las investigadoras, esta contaminación acústica podría tener un impacto aún mayor en otras especies cuya sensibilidad al sonido se desarrolla durante la vida prenatal.