El neurocientífico Gustavo Deco bromea: “Sobre el cerebro básicamente no sabemos nada”. Este argentino, doctor por partida triple –en Física, Computación y Psicología–, espera que la unión de esfuerzos de todas las disciplinas desvele los secretos del órgano más complejo. Ahora, investiga la enrevesada red de conexiones que se activan cuando hacemos algo tan aparentemente sencillo como distinguir objetos con la vista.
Hasta ahora, se consideraba que los neandertales eran la primera especie con lateralidad bien definida. Un estudio internacional liderado por el Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social remonta este hecho hasta la primera especie asociada a nuestro género, Homo habilis.
Nos pasamos 25 años de media en nuestra vida durmiendo, pero aún no sabemos para qué sirve exactamente el sueño ni lo que sucede mientras tiene lugar. Las técnicas más modernas están aprovechando electrodos para estudiarlo por primera vez desde dentro mismo del cerebro. Hablamos sobre sus implicaciones con Yuval Nir, pionero en este abordaje.
El manejo de información cerebral se compara a menudo con el de un ordenador. Sin embargo, existe un rasgo que los diferencia sustancialmente, y es que el cerebro se genera a sí mismo y sus piezas se ensamblan autonómicamente durante el desarrollo embrionario. Cómo apareció el órgano más complejo de la naturaleza durante la evolución hace entre 300 y 170 millones de años es aún hoy un misterio. Un equipo internacional de investigadores, con participación española, aportan nuevos datos para avanzar en la resolución de esta incógnita.
Científicos de la Universidad de Valencia y la Universidad de la Ciudad de Nagoya (Japón) han descubierto, en ratones, un mecanismo de regeneración neuronal después de una lesión cerebral, que existe sólo durante el periodo neonatal. El hallazgo, portada de la revista Cell Stem Cell, abre camino al desarrollo de nuevas terapias que puedan paliar las consecuencias de los eventos isquémicos en el cerebro, uno de los grandes retos de la medicina actual.
Investigadores de la Universidad de Granada han determinado el área del cerebro que interviene directamente en la aversión a ciertos alimentos dañinos. Los resultados obtenidos en animales de laboratorio sientan las bases para nuevos estudios sobre aprendizaje del gusto y conducta alimentaria. Además, abre las puertas a posibles aplicaciones terapéuticas en alteraciones frecuentes después del tratamiento con quimioterapia y otros desórdenes relacionados con la comida.
Científicos de Cataluña han relacionado por primera vez factores obsesivo-compulsivos leves con características y alteraciones concretas de la anatomía cerebral. Mientras que el trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno mental grave que afecta a entre un 1 y un 2% de la población, los síntomas leves, en cambio, son muchos más frecuentes. Este trabajo abre una nueva vía en la planificación de estrategias de prevención para los trastornos de salud mental a largo plazo.
ADRIÁN GARCÍA CANDEL / IFISC (UIB-CSIC)
Un estudio en ratones muestra que el consumo prolongado de alimentos altamente calóricos y apetecibles, como las chocolatinas, provoca cambios en la plasticidad y el funcionamiento del núcleo accumbens del cerebro. Estas alteraciones tienen un fuerte efecto sobre las conductas alimentarias y están mediadas por la activación de células inmunitarias y procesos inflamatorios en esta región cerebral. Los resultados de la investigación señalan nuevas vías para tratar la obesidad.
Un nuevo estudio revela la ventaja que poseen los músicos al oír un discurso en situaciones de ruido. Los resultados indican que esta habilidad se asocia con una activación optimizada de las regiones auditivas del cerebro inferior izquierda y frontal derecha en los profesionales.