Calentamientos y enfriamientos a gran escala en el Hemisferio Norte del Planeta durante las pasadas edades de hielo.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) cultivan algas que, por medio de la fotosíntesis, actúan como filtros biológicos de CO2 , capturando este gas y produciendo biomasa utilizada para alimentación humana o para la obtención de biocombustibles. Así, se mitigan las emisiones de este gas de efecto invernadero.
La Ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, ha informado hoy al Consejo de Ministros sobre el anteproyecto de Ley que regulará la actividad de almacenamiento geológico, captura y transporte de dióxido de carbono en condiciones seguras para el medio ambiente.
Los crustáceos son una de las especies más afectadas por el incremento de la acidez de los océanos.
Plancton acidificado.
El océano captura y almacena gran parte del dióxido de carbono generado por la actividad humana, mitigando de esta manera los efectos del cambio climático. Sin embargo, la capacidad de almacenamiento del océano no es ilimitada y hasta el momento no era posible estimarla con precisión. Ahora, un grupo internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado una red de observación con barcos comerciales, que participan de forma voluntaria, para precisar la cantidad de CO2 absorbida por el océano e identificar las principales regiones que actúan como sumideros de carbono.
Un equipo de científicos brasileños, estadounidenses y españoles aborda esta semana, en un artículo de la sección de Policy Forum de Science, las dos oportunidades para reducir la tasa de deforestación del Amazonas brasileño. Según los investigadores, poner fin a la deforestación en esa región es factible, y también cumplir el compromiso de reducirla un 20% para 2020.
Investigadores españoles han medido durante tres años las concentraciones de CO2 en la troposfera (baja atmósfera) de un área rural poco habitada cerca de Valladolid. Los resultados, inéditos en la Península Ibérica, muestran que las concentraciones han sufrido un “importante” aumento entre 2002 y 2005.
Vista aérea del Centro de Investigación de la Baja Atmósfera (CIBA), donde se realizaron las medidas.