Unos meses antes de la cumbre del clima que se celebra en Copenhague (Dinamarca) a finales de año, científicos de la Universidad de Princeton (EE UU) han desarrollado una nueva forma de dividir la responsabilidad de las emisiones de carbono entre los países. El método, que se publica esta semana on line en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se centra en identificar a los individuos más contaminadores del mundo para calcular la responsabilidad que cada país en la reducción de CO2.
Investigadores andaluces buscan nuevos tipos de microalgas marinas con el fin de diseñar un catálogo que permita clasificarlas atendiendo a su capacidad de captación de dióxido de carbono y a la utilidad de la biomasa obtenida. “Las microalgas captan la energía solar y la acumulan mediante la fotosíntesis, absorben CO2 y desprenden oxígeno, por lo que se trata de un sumidero natural. Además, se trata de una fuente renovable e ilimitada que no genera residuos tóxicos ni peligrosos”, asegura Jesús Forja Pajares, investigador principal del proyecto Capacidad de biocaptación de CO2 por microalgas marinas: implicaciones en el cambio global incentivado con 550.000 euros por la Consejería de Innovación.
El secretario de Estado de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN), Carlos Martínez Alonso, ha explicado hoy ante la Comisión Mixta de Cambio Climático del Congreso las actuaciones para el almacenamiento subterráneo de dióxido de carbono (CO2). Un proyecto del Instituto Geológico y Minero (IGME) recientemente aprobado permitirá realizar un mapa de posibles emplazamientos de CO2 para reducir los gases de efecto invernadero de la atmósfera.
Regiones con rocas sedimentarias del Mesozoico y Cenozoico con formaciones sedimentarias porosas y permeables susceptibles de almacenar CO2 en el subsuelo. Se indica la capacidad teórica máxica de almacenamiento (en Gigatoneladas).
Científicos catalanes confirman que los lodos de depuradora utilizados parcialmente como alternativa al combustible permiten a las fábricas cementeras reducir las emisiones de CO2, cumplir con el Protocolo de Kioto, no poner en peligro la salud de las personas, y además ser más rentables. Así se desprende de la evaluación del impacto ambiental.
Investigadores estadounidenses y británicos han reconstruido los niveles atmosféricos del dióxido de carbono de los últimos 2,1 millones de años, y concluyen que los niveles actuales superan con creces los de hace miles de años; coinciden además con intervalos cálidos. El estudio, que se publica ahora en Science, es el último en descartar que la reducción de CO2 causara edades de hielo más largas e intensas hace 850.000 años.
El océano Atlántico almacena un 13% más de dióxido de carbono antropogénico (el generado por la actividad humana) de lo que se pensaba hasta la fecha. Es la conclusión de un estudio internacional en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que concluye que la cantidad de CO2 antropogénico presente en el Atlántico es de 54 gigatoneladas, en lugar de las 47 estimadas hasta ahora (cada gigatonelada son 1015 gramos). Es decir, que las mediciones obtenidas a finales del siglo XX estaban un 13% subestimadas. La investigación, que se enmarca en el proyecto CARBOOCEAN de la Unión Europea, se publica en la revista Biogeosciences.
La segunda ronda de de Conversaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático ha comenzado hoy en Bonn (Alemania). Los más de 4.000 participantes de 182 países debatirán hasta el 12 junio los textos de negociación clave que servirán de base para un acuerdo internacional sobre el cambio climático. Este acuerdo se aprobará en Copenhague a finales de este año.
A pesar de que las emisiones de gases de efecto invernadero han disminuido en 2007 por tercer año consecutivo en la Unión Europea, España y Grecia son los únicos países de la Europa de los 15 que no lo han logrado. Así se desprende del último Informe Anual Europeo sobre el Inventario de Gases de Efecto Invernadero recopilado y presentado hoy por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, en sus siglas en inglés).