Los suelos contribuyen en distinta medida a las emisiones de CO2 a la atmósfera. Un equipo de científicos, que ha analizado 35 tipos de suelos en España, ha medido las concentraciones de metoxifenoles, unas moléculas cuya composición se hace más compleja cuando aumenta el porcentaje de carbono del suelo. Los resultados permiten identificar, a partir de sus diferentes proporciones, los suelos con mayor capacidad para almacenar carbono.
Científicos del Instituto Catalán de Investigación Química han sintetizado nuevos policarbonatos a partir de CO2 y limoneno, una sustancia que se extrae de las cáscaras de los cítricos. La novedad es que el producto está libre de bisfenol A, un potencial carcinógeno.
Uno de los objetivos del Acuerdo de París aprobado en diciembre de 2015 para luchar contra el cambio climático es que el aumento de la temperatura del planeta en 2100 no supere los 2 ºC, y si es posible los 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales. Un nuevo estudio ha planteado cuatro escenarios futuros de reducción de emisiones de CO2 y aumento de renovables, y ni siquiera en el mejor de los casos se lograría "enfriar" el planeta.
Investigadores del Instituto Catalán de Investigación Química han desarrollado un catalizador de níquel que transforma mezclas de hidrocarburos y CO2 en compuestos con gran valor industrial: los ácidos grasos. El proceso es sostenible y respetuoso con el medioambiente por partida doble: funciona a temperatura y presión atmosféricas y, además, sirve para reciclar el dióxido de carbono, contribuyendo así a reducir este gas de efecto invernadero.
Los suelos actúan de sumidero del CO2 que se emite a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, pero aún es difícil determinar la cantidad de carbono que se almacena en la superficie terrestre. Un nuevo estudio, que cuenta con la participación de la Universidad Rey Juan Carlos, revela que el almacenaje de carbono actual podría estar influenciado en mayor medida por el clima del pasado que por el clima actual.
El viento solar ha barrido la atmósfera de Marte, transformando un mundo templado y húmedo que pudo albergar vida en el pasado en otro desértico y frío, como el que se observa hoy en día. Así lo revelan las mediciones del gas argón registradas por la nave MAVEN en la atmósfera del planeta rojo.
La provincia de Segovia podría compensar las emisiones de gases de efecto invernadero del tráfico rodado en los próximos 35 años por medio de medidas de gestión de usos del suelo, sin causar ningún impacto social ni pérdida de producción agropecuaria. Así lo confirma un trabajo, que centrado en esta provincia, y que ha determinado que las posibilidades de compensación son el doble de la demanda, y que de forma análoga, esta compensación podría ser también viable en otras regiones de España.
Los ecosistemas terrestres absorben una cuarta parte del dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, que emiten los humanos a la atmósfera. Ahora un equipo internacional de científicos, con participación de la Universidad de Valencia, ha comprobado que el factor dominante en la regulación de los sumideros de carbono a escala local es la disponibilidad de agua en el suelo, aunque a escala global estén influenciados por la temperatura.
El rover Curiosity de la NASA ha encontrado sedimentos en Marte asociados a un lago de agua líquida de hace 3.500 millones de años. Sin embargo, la ausencia de carbonatos indica que la atmósfera marciana primitiva tenía unos niveles de CO2 tan bajos que el agua debería estar congelada. Los científicos buscan ahora posibles explicaciones a este misterio.
Científicos del Instituto Catalán de Investigación Química han sintetizado unos ‘ladrillos químicos’, llamados carbonatos cíclicos, que pueden transformarse fácilmente en valiosos fármacos, como los antigripales. La materia prima la constituyen compuestos sencillos y el CO2, un gas de efecto invernadero que se puede así transformar.