Al final del Pleistoceno se produjo un cambio en la cuenca mediterránea que llevó a sus habitantes a alimentarse con animales más pequeños, como los conejos. Estas variaciones en la dieta pudieron deberse a cambios ecológicos que afectaron a las comunidades de grandes mamíferos, reduciendo su población o incluso haciéndolas desaparecer. Esta es una de las conclusiones de un estudio en el que ha participado el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.
Investigadores del Instituto Catalán de Investigación Química han desarrollado un catalizador de níquel que transforma mezclas de hidrocarburos y CO2 en compuestos con gran valor industrial: los ácidos grasos. El proceso es sostenible y respetuoso con el medioambiente por partida doble: funciona a temperatura y presión atmosféricas y, además, sirve para reciclar el dióxido de carbono, contribuyendo así a reducir este gas de efecto invernadero.
Un estudio ha analizado el cambio climático que se produjo hace 1,7 millones de años en El Kherba, un yacimiento recién descubierto en Argelia. El trabajo, liderado por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, ha investigado el posible impacto que tuvo sobre los homínidos que habitaron esa región la aparición de un paisaje cada vez más abierto y árido.
Los suelos actúan de sumidero del CO2 que se emite a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, pero aún es difícil determinar la cantidad de carbono que se almacena en la superficie terrestre. Un nuevo estudio, que cuenta con la participación de la Universidad Rey Juan Carlos, revela que el almacenaje de carbono actual podría estar influenciado en mayor medida por el clima del pasado que por el clima actual.
El riesgo de turbulencias aéreas severas crecerá durante los próximos años debido a los efectos del cambio climático en la atmósfera. Así lo estima un estudio publicado en la revista Advances in Atmospheric Sciences que apunta a que estos fenómenos pueden doblarse o incluso triplicarse en las próximas décadas debido al aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
El océano Ártico necesita protección urgente ya que el deshielo marino está abriendo áreas previamente inaccesibles a actividades como el transporte marítimo, la pesca de arrastre y la exploración de petróleo. Según un informe científico publicado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, existen siete áreas marinas de importancia global que deberían tener estatus de Patrimonio Mundial.
La capa de hielo Ártico desciende cada año. / NASA
Un estudio internacional, liderado por la Universidad de Jaén, ha permitido el estudio mediante espectroscopía de microondas del perfil conformacional de las moléculas del óxido de limoneno, un compuesto terpénico de una alta flexibilidad estructural con un importante interés desde el punto de vista biológico y atmosférico.
Un estudio que cuenta con participación española alerta sobre los riesgos que, por causa del cambio climático, corren los humedales más emblemáticos del mundo. Según los autores, estos santuarios naturales requieren de una gestión local más efectiva y ya han detectado síntomas que demuestran que Doñana está afectada por estos cambios: localizaron brotes de cianobacterias tóxicas y la expansión de una especie exótica de helecho flotante