La pandemia de sida que hoy todavía continúa comenzó oficialmente en junio de 1981 con el primer grupo de casos detectado en EE UU. El nuevo virus fue descubierto dos años después. Pero pronto las investigaciones comenzaron a revelar que el VIH circuló bajo el radar durante décadas, desde África a América, antes de que supiéramos de él.
Gracias a los avances médicos, la infección por el virus del sida se controla mediante medicación. Sin embargo, para muchas personas seguir el tratamiento es todo un reto, debido al estigma, factores psicológicos o incluso la crisis de vivienda. Los cuidados en este sentido, igual que en el siglo XX, siguen recayendo en las comunidades de pacientes.
La compañía biotecnológica estadounidense Gilead ha desarrollado un medicamento preventivo contra el VIH que se inyecta cada seis meses. Recientemente, este país ha aprobado su uso como el primer tratamiento de este tipo.
Un estudio de IrsiCaixa señala que esta disminución se relaciona con la introducción de fármacos inhibidores de la integrasa, que evitan la inserción del virus en el ADN celular. Esta estrategia ha permitido reducir el número de células con virus “escondidos” en el organismo.
Los esperanzadores avances biomédicos de las últimas décadas para responder a esta pandemia contrastan con la discriminación y el rechazo que aún sufren quienes la padecen. La celebración este 1 de diciembre del Día Mundial del Sida recuerda que esa respuesta pasa también por proteger los derechos de las personas.
El Ministerio de Sanidad y el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III han revelado una tendencia positiva en la disminución de nuevos casos de VIH desde 2013. Sin embargo, casi la mitad de los diagnósticos siguen realizándose en etapas avanzadas, lo que plantea un desafío significativo.
Tomada a diario, una pastilla previene la infección por VIH. Pese a que la Organización Mundial de la Salud la recomendó en 2015, la adopción de la PrEP (profilaxis previa a la exposición) ha sido lenta en todo el mundo, en especial en los países sudamericanos y del Caribe. Aún así, los médicos son optimistas: creen que podría ser clave para poner fin a la pandemia de VIH/sida en 2030.
La comunidad científica se ha preguntado durante décadas por qué solo una forma del virus del sida se transmite sexualmente mientras que otras parecen ser bloqueadas por el líquido seminal. Un estudio europeo ha desvelado la función que desempeñan dos pequeñas moléculas para detener el contagio: la espermina y la espermidina.
El pasado sábado se cumplieron 40 años de la publicación en la revista Science de los resultados de la investigación liderada por el virólogo francés Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París.
La 'paciente de Nueva York' es la cuarta persona en el mundo que ha eliminado el virus del cuerpo como resultado de una intervención médica para tratar su leucemia. La mujer lleva sin VIH detectable desde 2017 tras recibir células madre, resistentes al patógeno, procedentes de sangre de cordón umbilical.