Por primera vez, se relaciona la disfunción de esta neurohormona con la agresividad en personas que padecen trastorno límite de la personalidad y trastornos de la conducta alimentaria. El estudio multicéntrico en el que participa la Universidad Complutense de Madrid amplía el conocimiento sobre la oxitocina como biomarcador de estos trastornos impulsivos-inestables.
Los machos más viejos suelen ser objeto de la caza furtiva. Cuando faltan en el grupo, el resto de machos es más propenso a volverse agresivo, incluso contra objetivos como ganado, vehículos y otras especies. La razón, según un nuevo estudio, es que los ejemplares más experimentados, protagonistas del #Cienciaalobestia, tranquilizan a los machos más jóvenes e inseguros.
Una investigación llevada a cabo por expertos de varios centros catalanes supone un nuevo avance sobre las bases genéticas del comportamiento agresivo en la especie humana. El trabajo también revela una base genética compartida entre la agresividad de niños y adultos y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y entre la agresividad en adultos y la depresión severa.
¿Meditar reduce la agresividad y los prejuicios? ¿Contribuye a aumentar la empatía y la compasión? Un equipo internacional de investigadores ha llevado a cabo una revisión de una veintena de estudios sobre estas prácticas cada vez más populares y ha concluido que no tienen tantos beneficios sociales como se les atribuyen.
Un estudio observacional ha concluido que los hombres tienden a ser más violentos que las mujeres cuando consumen cualquier tipo de bebidas alcohólicas, en especial licores. La investigación se ha basado en una encuesta on line llevada a cabo con 30.000 personas de edades entre 18 y 34 años en 21 países.
Los programas de intervención neuropsicológica, centrados en mejorar las habilidades de control y de reflexión, son fundamentales para controlar los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Esta es una de las principales conclusiones de un estudio llevado a cabo por un equipo de tres universidades españolas y una portuguesa.
Investigadores españoles han estudiado la relación entre hormonas y conducta agresiva en niños y niñas de ocho a diez años. Los resultados sostienen que los sujetos que más habían aumentado sus niveles de agresividad a los diez años eran aquellos cuyos niveles de cortisol también habían aumentado entre los dos periodos.
El espejo se convierte en un objeto sin el que no pueden vivir. Se enamoran de su propio reflejo y consideran que merecen un trato especial, pero, si no lo obtienen, se vuelven agresivos. Por primera vez, un estudio español realizado con 591 adolescentes y sus padres demuestra que la exposición a la violencia en casa, la falta de una comunicación cálida y positiva entre padres e hijos, y una educación permisiva genera adolescentes narcisistas que agreden a sus progenitores.
Una hembra de hámster (derecha) muestra un comportamiento agresivo. / Frank Scherbarth