Investigadores de la Universidad de Almería han comparado las funciones cerebrales en niños de 4 y 5 años nacidos entre los 6 y 7 meses de gestación y otros a término para determinar si han existido riesgos inmediatamente antes y después del parto que afecten a su desarrollo cognitivo. Los expertos han utilizado un cuestionario que se cumplimenta con los datos obtenidos al alta hospitalaria y que ayuda a identificar bebés en riesgo.
Los niños de entre 12 y 19 meses de edad, que aún no se comunican mediante expresión hablada, son capaces de realizar deducciones racionales mostrando sorpresa cuando ocurre algo inesperado, según un estudio en el que ha participado la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Los resultados indican que el razonamiento no tiene necesariamente una base lingüística.
El trastorno por espectro autista afecta a uno de cada 68 niños en el mundo, pero los síntomas no aparecen hasta que tienen dos o más años. Ahora, investigadores de EE UU han usado técnicas de imagen de resonancia magnética para detectar cambios funcionales en los cerebros de bebés de tan solo seis meses y permitir hacer un diagnóstico temprano.
Investigadores del Hospital Pediátrico de Filadelfia, en EE UU, han desarrollado un dispositivo que simula el útero materno y tiene líquido amniótico producido en laboratorio. Aunque de momento se ha probado solo con animales, el objetivo es reducir la mortalidad en bebés extremadamente prematuros.
Un estudio de la Universidad Nacional de Educación a Distancia ha comparado datos de peso al nacer de bebés de madres nativas e inmigrantes en España. La conclusión indica que estos últimos tienen mayor riesgo de nacer con sobrepeso, lo cual puede ir asociado a problemas de salud en el futuro.
Un equipo de la Universidad de Córdoba ha empleado la tecnología de espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano para llevar a cabo la selecciónde calabacines destinados a la elaboración de purés para bebés. La técnica permite cuantificar los nitratos presentes en estas hortalizas en tiempo real, en el mismo momento de la cosecha y sin dañarlas.
Los bebés de familias con menos recursos económicos y un menor nivel educativo presentan un funcionamiento más inmaduro y una menor capacidad para detectar errores. Así concluye una nueva investigación española que advierte de la necesidad de paliar las desigualdades educativas y económicas en pos del adecuado desarrollo de los niños.
Una relación fuerte y sana entre los bebés y sus cuidadores es imprescindible en la evolución de cualquier criatura. Los partidarios de la ‘maternidad natural’ promueven tres prácticas para afianzarla: el colecho, la lactancia y el porteo. Sin embargo, sus reglas no son ni necesarias ni suficientes, según la ciencia que estudia el desarrollo del niño. El vínculo seguro se consigue respondiendo a sus necesidades físicas y emocionales y, para eso, no valen tres trucos.
Una nueva investigación, la más completa de metabolitos urinarios y peso fetal que se ha hecho hasta la fecha, afirma cómo la orina puede predecir el crecimiento fetal. El trabajo también indica cómo ciertos hábitos de vida –niveles de actividad física, vitamina D, consumo de café y exposición al tabaquismo– y las exposiciones ambientales podrían ser potenciales áreas de intervención para promover un peso saludable al nacer.
El empeño de Azucena Bardají (Barbastro, Huesca, 1974) es llevar a los países pobres la protección sanitaria que disfrutan los niños del primer mundo. Por eso, vive entre Barcelona y Mozambique, donde se dedica a evaluar las vacunas suministradas a mujeres embarazadas. Su objetivo es proteger a través de la placenta a los recién nacidos contra dolencias como la tos ferina y la bronquiolitis, que diezman la vida de muchos bebés en los países en vías de desarrollo.