Una nariz más fría y unas mejillas más calientes pueden delatar un aumento de la tensión arterial. Investigadores chinos han descubierto que la temperatura de distintas regiones del rostro está asociada con diversas dolencias crónicas, como la diabetes y la hipertensión.
Aunque demos por hecho que cualquier humano sobre la faz de la tierra es capaz de reconocer en un rostro el miedo o la amenaza, posiblemente esta idea, aceptada desde los años 60, esté equivocada. Un equipo científico, en el que participa la Universidad Autónoma de Madrid, ha analizado las reacciones de adolescentes de España y de una isla de Oceanía ante diferentes caras. Su trabajo prueba que no todos identificamos las mismas emociones.
La cara de un chimpancé es bastante diferente a la de un ser humano, a pesar del hecho de que los primeros son nuestros parientes más cercanos en el árbol de primates. Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EE UU) han identificado cómo podrían surgir esas distinciones estructurales en dos especies con bases genéticas casi idénticas. La clave está en cuánto, cuándo y dónde se expresan dichos genes.
Imágenes previas a la intervención. / Hospital Universitari Vall d
Los rostros de las personas son muy diferentes entre sí, mucho más que los de de la mayoría de los animales. Esta diversidad es el resultado de la presión evolutiva para que cada individuo sea fácilmente reconocible dentro de un grupo complejo y evitar así el caos social, según un estudio de la Universidad de California en Berkeley (EE UU).
Un modelo creado por investigadores de Reino Unido revela que los rasgos faciales, como la forma de la mandíbula, la boca, los ojos o los pómulos, son evaluados en cuestión de milisegundos por las personas que nos miran a la cara. En esta ojeada rápida, los humanos valoran cuestiones como la honradez, la autoridad y atractivo. Es lo que se conoce popularmente como primera impresión.
Cercopiteco de orejas rojas (Cercopithecus erythrotis). / William Allen y Nature Communications.
Un rostro neutro puede transmitir al cerebro la misma información que una expresión facial / Oblong.
Un estudio de la Universidad del Noreste de Boston (EE UU), que se publica en la revista Science Express, muestra cómo nuestro cerebro hace uso del cotilleo. Los investigadores han descubierto que inconscientemente nuestro sistema visual presta más atención a una cara de una persona sobre la que hemos oído chismes negativos.