La basuraleza es un problema global: cada día toneladas de residuos derivados de actividades industriales, agrícolas o domésticas acaban en la naturaleza causando, no solo un daño estético, sino una amenaza para la supervivencia de los ecosistemas. En el caso de los microplásticos, el problema tiene solución gracias a la puesta en marcha de acciones para detectarlos en sistemas acuáticos continentales.
Un nuevo informe de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revela que el equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día, unas 229.000 toneladas de plástico, se vierten al mar Mediterráneo al año. Si no se toman medidas significativas para abordar la mala gestión de los residuos, esta cifra será por lo menos el doble en 2040.
Un estudio español apunta un incremento entre el 26 y el 103 % del riesgo de cáncer colorrectal en personas que viven cerca de determinadas fábricas. El trabajo refuerza la necesidad de que se realicen investigaciones más detalladas sobre la evaluación de la exposición a determinados contaminantes industriales.
A pesar de que la población percibe que el uso del metro y el autobús conlleva un alto riesgo de contagio, las evidencias apuntan a que el peligro es bajo si se mantienen las medidas de higiene y salud. El uso de máscaras protectoras y la calidad del aire son esenciales junto con el distanciamiento físico, lo que plantea un reto: aumentar las frecuencias, sobre todo en horas punta.
Los ingredientes que habitualmente se usan como filtros solares en las cremas son nocivos para las pulgas de agua, unos crustáceos de cinco milímetros de longitud de los que depende el resto del ecosistema de agua dulce y protagonistas del #Cienciaalobestia. Hasta ahora no se habían realizado estudios sobre los efectos de estos compuestos cuando se liberan al nadar en animales de agua dulce.
El desgaste de neumáticos, frenos y otras partes de los vehículos o de la carretera liberan a la atmósfera miles de toneladas de microplásticos cada año, según un nuevo análisis. Gran parte de estas partículas contaminantes, sobre todo las más pequeñas, terminan en los océanos de todo el mundo e incluso en el Ártico.
Un pionero estudio evalúa la relación entre la contaminación atmosférica, el tabaco y las características del entorno construido desde la perspectiva del exposoma, es decir, los factores externos que actúan sobre el genoma a lo largo de la vida. El trabajo analiza 173 exposiciones diferentes.
El 74 % de los españoles encuestados en un estudio a escala europea afirma no querer volver a los niveles de contaminación anteriores al confinamiento. Según este investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, la clave está en incentivar desde los poderes públicos el uso de formas de transporte sostenibles para cambiar nuestros hábitos.
Para conocer la salud ambiental de las lagunas costeras del litoral de Túnez, un equipo de científicos españoles, tunecinos y portugueses utilizó la almeja fina como bioindicador. Los resultados muestran que las almejas con mayores niveles de metales pesados provenían de las lagunas con la temperatura del agua caliente, donde se llevan a cabo actividades pesqueras y cultivos intensivos de almejas para consumo humano.
El uso de guantes, máscaras, batas, y otros equipos de protección individual ante el SARS-CoV-2, además de envases, mamparas y bolsas se ha disparado, y con ellos la fabricación de plástico. Ante el miedo al contagio, este material de usar y tirar, que a partir de 2021 iba a sufrir mayores restricciones de uso en muchos países, resurge para protegernos, pero pone en riesgo la salud del medio ambiente.