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Gracias a la sincronización de la 'amígdala extendida' del cerebro, este tipo de música produce un efecto antidepresivo. Esta es la conclusión principal de un estudio realizado en pacientes con depresión resistente al tratamiento, mediante mediciones de ondas cerebrales y técnicas de imagen neuronal.
Las melodías cantadas tienden a tener un ritmo más lento y unos tonos más estables que el habla, lo que podría facilitar la sincronización para entonar en grupo y fortalecer nuestro vínculo social. Es una de las conclusiones de una colaboración mundial de expertos tras cantar música tradicional, interpretarla con instrumentos, recitar las letras y explicar su significado en su lengua materna.
Esta música clásica relajante ayuda a los neonatos a sentir menos molesta la prueba del talón. Así lo reflejan los resultados de un ensayo clínico realizado a un centenar de bebés en Nueva York.
Investigadores de varias universidades europeas han estudiado el ADN del compositor alemán para intentar cumplir su expreso deseo de que el mundo conociera sus padecimientos, en especial, su pérdida progresiva de audición. El trabajo concluye que hubo causas hereditarias que explican parte de sus problemas de hígado, pero no han hallado el motivo de su sordera.
Investigadores del Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid, han analizado la actividad cerebral en seis personas ingresadas en la UCI expuestas a estímulos musicales bajo los efectos de la sedoanalgesia. Los resultados muestran que la estimulación cerebral con música heavy metal fue mayor que con la clásica o dodecafónica.
¿Escuchar una melodía puede alterar nuestra genética? Un equipo de investigación organizó con la Real Filharmonía de Galicia un multitudinario concierto, con pruebas de sangre y saliva para acceder. Los primeros resultados indican que la expresión de los genes cambia antes y después del concierto. El grupo de Sensogenomic también quiere pasar del compás a otros estímulos sensoriales como la gastronomía o la pintura.
Un nuevo estudio basado en experiencias reales asegura que las preferencias musicales de las personas con dolor crónico pueden suponer una mejoría para tratar su malestar, ya que prestan más atención si escuchan sus melodías favoritas. Por el contrario, el tempo, la energía o la complejidad de las canciones parecen influir menos en la remisión.
Almudena Martín Castro es licenciada en Bellas Artes y en Física; pianista y divulgadora de ciencia bajo su nick @puratura. Desde la universidad la persigue una pregunta: ¿A qué se refieren los físicos cuando dicen que una ecuación es ‘bonita’ y cómo se relaciona este concepto con la armonía musical? Ahora trata de encontrar respuestas en su primer libro, del que publicamos un extracto.
Un equipo de neurocientíficos del Instituto de Tecnología de Massachusetts ha identificado, por primera vez, una población de neuronas en la corteza auditiva del cerebro humano que responde únicamente a la voz cantada, y no a la voz hablada o la música instrumental.
Un equipo internacional de científicos revela que unos lémures de la selva de Madagascar saben seguir el ritmo musical, lo que supone la primera evidencia de esta habilidad en mamíferos no humanos. Con este trabajo, los investigadores buscan entender cómo se originaron y evolucionaron las capacidades rítmicas de las personas.