La foca monje del Mediterráneo, el marrajo negro o la angula son algunos de los animales en peligro a los que está afectando la presencia de estas partículas contaminantes en los océanos. Los científicos alertan de su impacto en el medioambiente y se afanan en estudiar las consecuencias de estos tóxicos en la salud, también en humanos, por su lugar en lo alto de la cadena trófica.
Los investigadores de este estudio, que publica la revista PLoS ONE, creen que a este ritmo y si no existe un control, la entrada de plástico en los océanos podría acelerarse 2,6 veces de ahora a 2040.
Una investigación en la que participa la Universidad Autónoma de Barcelona ha reconstruido en alta definición la contaminación de este tipo que sufre el mar Mediterráneo.
Investigadores de California han seguido en sus inmersiones a los grandes cetáceos, protagonistas de #Cienciaalobestia, y han medido la cantidad de plástico que hay en sus presas y en el agua. Los resultados de su estudio son sorprendentes: las ballenas azules consumen diariamente hasta 10 millones de partículas microplásticas, los rorcuales comunes entre 3 y 10 millones, y las ballenas jorobadas hasta 4 millones cuando se alimentan de kril.
Científica de exploración oceánica, divulgadora y emprendedora, la estadounidense Rachael Miller ha creado Cora Ball, un dispositivo que permite filtrar los microplásticos que desprende la ropa al ser lavada. En una visita a Barcelona, habló sobre el riesgo que supone el vertido de estos residuos en las aguas urbanas, que acaban yendo a parar al mar y son ingeridos por las especies que lo habitan.
El agua, el fondo marino, el hielo y la nieve del Ártico están cubiertos de altas concentraciones de microplásticos procedentes de varias partes del planeta, incluida España, según alerta un nuevo estudio. La presencia de estos contaminantes afecta a los organismos marinos y empeora los efectos del cambio climático en esta zona que ya no puede considerarse virgen.
Las aguas superficiales del mar Mediterráneo contienen decenas de miles de microplásticos por km2. La cantidad aumenta en realidad a medida que disminuye su tamaño. Un nuevo trabajo alerta de que los métodos científicos empleados hasta ahora en el estudio de la contaminación por estos compuestos no muestran la imagen completa, por lo que este problema ambiental podría ser más grave de lo que se pensaba.
Aunque se ha detectado la presencia de microplásticos en todos los ecosistemas marinos, calcular la cantidad a la que se exponen grandes mamíferos como las ballenas, protagonistas del #Cienciaalobestia, no es tarea fácil. Un nuevo estudio ha estimado a través de sus heces el número de compuestos de los que se alimentan: 21 microfragmentos de plástico por cada seis gramos de excremento.