Investigadores de la Universidad de Princeton (EE UU) han resuelto un enigma planteado en los años 60 sobre por qué los fluidos de soluciones poliméricas se ralentizan cuando pasan por materiales porosos, como los suelos sedimentarios. La clave es que se produce una turbulencia elástica y caótica. El descubrimiento podría aplicarse en la descontaminación de aguas subterráneas.
Investigadores de EE UU han utilizado un novedoso método de almacenamiento de datos moleculares para codificar un pasaje de una novela de la escritora británica Jane Austen en una serie de oligómeros. Para lograrlo, han comprimido el texto en una cadena de bits mediante un algoritmo.
Investigadores de la Universidad de Alicante han desarrollado una tecnología que permite la eliminación de olores en plásticos reciclados empleando vapor de agua. Esta innovación aumenta la reutilización de envases procedentes de la basura doméstica e industrial, reduciendo la cantidad que acaba en el vertedero.
Investigadores del centro CiQUS de la Universidad de Santiago de Compostela han creado un material sensor que actúa como un teclado molecular. Está basado en el conflicto quiral, un efecto apenas descrito en química de polímeros, y su 'música' o respuesta quiro-óptica informa sobre diversos estímulos, como la presencia de cationes metálicos en una disolución.
Ingenieros de la Universidad de Sevilla han fabricado filamentos de óxido de polietileno con tamaños inferiores a 50 micrómetros usando una tecnología que generalmente se utiliza para producir gotas. Como referencia, el diámetro de un cabello humano ronda los 150 micrómetros.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos y del CSIC han mejorado la programación de un polímero autorreparable con capacidad de recuperar su forma inicial. Se puede aplicar en sectores como la automoción, el aeroespacial o el biomédico.
Un trabajo liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid postula las cadenas de polímeros metalorgánicos como candidatas a futuros cables moleculares. Estos cables son componentes esenciales para la nanoelectrónica que se desarrollará en los próximos años.
Científicos del Instituto Catalán de Investigación Química han sintetizado nuevos policarbonatos a partir de CO2 y limoneno, una sustancia que se extrae de las cáscaras de los cítricos. La novedad es que el producto está libre de bisfenol A, un potencial carcinógeno.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han desarrollado un material de la familia de los polímeros de coordinación que podría ser utilizado como un nanotransportador, con interesantes aplicaciones biológicas. En concreto, han conseguido que el cobre Cu2+ enlace con timinas para dar lugar a uno de estos polímeros.