Tras el dicho popular ‘dormir con un ojo abierto’ hay una explicación científica. Un equipo de investigadores en Estados Unidos ha descubierto que la primera noche que pasamos en otra cama un hemisferio del cerebro se mantiene más despierto durante el sueño. Por razones aún desconocidas, la parte vigilante siempre es la izquierda.
Uno de los peores métodos de tortura psicológica durante los interrogatorios a detenidos es la privación de su descanso. Un nuevo estudio prueba por primera vez que las personas con falta de sueño son mucho más propensas a firmar confesiones falsas, lo que tiene importantes implicaciones para la práctica policial.
Científicos españoles han desarrollado pruebas simplificadas del síndrome de la apnea-hipopnea del sueño a partir del análisis automático de diferentes tipos de señales fisiológicas, principalmente el nivel de saturación de oxígeno en sangre y el flujo aéreo. El objetivo es realizar las pruebas para la detección en el propio domicilio del paciente, reducir la complejidad en el diagnóstico y disminuir así el coste sanitario y las listas de espera.
Dormir poco entre semana y mucho los fines de semana afecta negativamente al rendimiento académico y cognitivo de los adolescentes. Este jet lag social, es decir el desajuste entre el reloj biológico y el social, perjudica especialmente a las chicas, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid. Hasta ahora ningún trabajo había analizado esta relación en jóvenes en un contexto cotidiano, fuera del laboratorio.
La electricidad, las tecnologías y la luz artificial son algunos de los motivos por los que se ha extendido la idea de que en la época contemporánea dormimos menos que en la preindustrial. Sin embargo, un nuevo estudio desmiente esta creencia: las sociedades premodernas tenían unos horarios de sueño similares a los nuestros.
Una investigación de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat de les Illes Balears constata que los niños de primaria que hacen deporte entre dos y cinco horas a la semana y duermen entre nueve y diez horas al día obtienen mejores resultados académicos. El estudio alerta de la existencia de una pauta de descanso nocturno insuficiente e irregular cada vez más frecuente en niños y adolescentes.
Un estudio ha puesto de manifiesto los cambios, locales y globales que suceden en el cerebro cuando una persona cae dormida. Los resultados se publican en la revista Cerebral Cortex, revelan cambios en la conectividad funcional en estado de reposo cerebral, entre el momento de despertar y el sueño de onda lenta.
El 50% de las personas adultas toma benzodiazepinas para combatir la ansiedad y los problemas de sueño. Ahora, un nuevo trabajo conecta este tratamiento a largo plazo conla enfermedad de Alzheimer. Para paliar dicha relación, los investigadores apuntan que la terapia debe “cumplir con las directrices de buenas prácticas y ser lo más corta posible”.
Las personas que trabajan cambiando de turno suelen tomar medicamentos, como la melatonina y los neuroestimulantes, para estar despiertos mientras desempeñan su labor o dormir a horas inusuales, pero no hay evidencias que demuestren que funcionen, e incluso algunos pueden ser perjudiciales. Así lo sugieren los pocos estudios científicos que han abordado este problema.