Primer mapa del proyecto Dark Energy Survey con la distribución de materia oscura en un área del cielo (un 3% del que estudiará en 5 años). Las áreas rojas y amarillas son las más densas. Las azules, casi vacías. Las galaxias y cúmulos de galaxias se muestran como puntos grises proporcionales a su tomaño. La materia oscura se distribuye en forma de largos filamentos. / DES
El origen de las galaxias lenticulares, aquellas con disco pero sin patrón espiral, sigue siendo un misterio para los astrofísicos. Un equipo internacional, dirigido por la Universidad Complutense de Madrid, ha estudiado con simulaciones numéricas si algunas pudieron generarse mediante fusiones de otras galaxias. Los resultados han sido positivos: ciertos remanentes fruto de estas colisiones reproducen muy bien la compleja estructura de las lenticulares reales.
Rosetta y Philae detectan que el cometa 67P no tiene campo magnético. / ESA
Los telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral, en Chile, y Hubble, desde el espacio, han captado los primeros indicios de un fenómeno desconocido de la materia oscura mientras observaban una colisión de galaxias. Por primera vez se podría haber detectado materia oscura inteactuando con otra materia oscura de una forma diferente a la que genera la propia fuerza de la gravedad.
En las regiones donde nacen estrellas parecidas a nuestro Sol ya aparecen moléculas orgánicas complejas como la formamida, de la que pueden surgir azúcares, aminoácidos e incluso ácidos nucleicos, esenciales para la vida. Astrofísicos de España y otros países han detectado esta biomolécula en cinco nubes protoestelares y proponen que se forma sobre diminutos granos de polvo.
Nebulosa NGC1333, una de las regiones de formación estelar donde se ha detectado formamida. / NASA-Spitzer
Científicos del proyecto Dark Energy Survey (DES) han publicado el primero de una serie de mapas de la materia oscura del universo. El análisis ayuda a entender el papel que desempeña esta misteriosa materia en la formación de las galaxias. El Institut de Física d’Altes Energies (IFAE) y otros centros españoles participan en el proyecto.
Como si fuera un corresponsal en otro planeta, Curiosity sigue enviando información detallada de las características de Marte. Un estudio dirigido por el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, que cuenta con la participación de la Universidad Complutense de Madrid –a través del Instituto de Geociencias–, revela que en la superficie del cráter Gale existen rastros de agua líquida salada, como consecuencia de un posible intercambio hídrico entre la atmósfera y el suelo. Estas sales, percloratos de calcio, se formarían durante la noche marciana y se evaporarían al amanecer. Jesús Martínez-Frías, investigador del IGEO y coautor del estudio, analiza las repercusiones del hallazgo, publicado en Nature Geoscience.
En las noches de invierno marciano, bajo el frío y seco terreno que recorre el vehículo Curiosity, se puede estar formando agua líquida muy salobre por el efecto de los percloratos, una sales que disminuyen su punto de congelación e impiden que se congele. Así se desprende de los datos tomados por el instrumento español REMS, ya que el rover no tiene otros dispositivos que puedan detectar esa salmuera líquida directamente.
El Observatorio HAWC estudia los rayos gamma desde las faldas del volcán Sierra Negra de México. / J.A. Martínez Castro