Los asteroides cercanos a la Tierra (NEA, por sus siglas en inglés: Near Earth Asteroids) suponen un peligro potencial para nuestro planeta. Prácticamente todos los NEA los han descubierto científicos estadounidenses, pero un grupo de investigadores europeos lucha por crear la red EURONEAR de investigación de este tipo de objetos, tanto en el cielo como en viejas placas fotográficas. El astrónomo de origen rumano Ovidiu Vaduvescu (Craiova, 1967) explica a SINC esta iniciativa.
Un equipo internacional de científicos ha resuelto el problema que planteaba la teoría de la materia oscura fría sobre la formación de las galaxias, según publican esta semana en la revista Nature. Hasta ahora no se sabía porque la mayor parte de las galaxias no tenían tantas estrellas y materia oscura como plantea la teoría, pero simulaciones realizadas con supercomputadores revelan que se podría deber a la expulsión de materia tras las explosiones de las estrellas.
Dede hace 15 años Rob Fender lleva 15 años investiga los chorros (jets) que se indican dónde estan los agujeros negros. Este astrónomo inglés cuenta a SINC que hay millones de objetos visibles con telescopios que creemos que son agujeros negros, pero reconoce que hay una pequeña posibilidad de que sean “otra cosa”.
Varios estados de la formación de galaxias según la teoría de la materia oscura fría. usando simulaciones por ordenador.
En la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) la sonda espacial Rosetta ha obtenido las primeras imágenes del asteroide 2867 Steins, tras el sobrevuelo del cuerpo menor realizado el 5 de septiembre de 2008. Las imágenes tomadas por las dos cámaras del instrumento OSIRIS, en cuyo desarrollo ha participado el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), en Granada, muestran que el asteroide tiene una forma de diamante.
Las últimas observaciones de las “rezagadas azules”, estrellas atípicas que aparentan ser más jóvenes que el sistema estelar al que pertenecen, han proporcionado dos modelos diferentes sobre su origen. Según dos artículos que esta semana se publican en Nature estas estrellas masivas se pueden formar a partir de la colisión de dos estrellas preexistentes o mediante una transferencia de masa de una estrella a otra en un sistema binario cerrado.
Imagen de Messier 30 (M30)