Algunos de los bosques con más riesgo de morir por sequía se encuentran en la cuenca mediterránea

El peligro extremo por falta de agua lo sufren también espacios forestales del sur de Australia, el noroeste del Amazonas y de los Estados Unidos, según un estudio internacional liderado por investigadores españoles. El trabajo describe un nuevo modelo predictivo para caracterizar los ecosistemas más vulnerables.

Algunos de los bosques con más riesgo de morir por sequía se encuentran en la cuenca mediterránea
Un claro del bosque en el sur de Francia, en el que florece la Jara blanca (Cistus albidus), un arbusto característico de la cuenca mediterránea. / CC Wikipedia / KoS

Bosques de todo el mundo están sufriendo mortalidad debido a un incremento de la frecuencia e intensidad de la sequía. La revista Nature Ecology and Evolution ha publicado recientemente un estudio liderado por investigadores del centro público CREAF, con participación de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el que se presentan mapas mundiales que describen qué bosques presentan más peligro de morir por falta de agua.

Los espacios forestales de la cuenca mediterránea, el sur de Australia, noroeste de la Amazonía y de los Estados Unidos son aquellos que, según el modelo de predicción publicado, serían los más vulnerables.

Para elaborar cartografía a escala mundial, el investigador y su equipo han determinado un nuevo método que incluye datos fisiológicos sobre las estrategias con que cuentan miles de especies para superar la falta de agua, así como información evolutiva y filogenética sobre cómo ha evolucionado la adaptación a la sequía, además de datos del suelo y del clima de cada bioma del mundo.

El método permite hacer un 'zoom-out' y ver que la zona mediterránea contiene especies muy sensibles a la falta de agua y que padecemos sequías cada vez más recurrentes y largas

Pablo Sánchez-Martínez, autor principal

La novedad del método radica en el hecho de que se evalúa el bosque como un ecosistema entero —un conjunto de organismos que responden de forma diferente a las condiciones externas— y esto permite predecir, en una escala mucho más grande, los impactos del cambio climático en los bosques de todo el mundo. 

Los árboles mueren por sequías extremas cuando el agua no puede circular bien dentro del tronco porque sus cañerías pierden fuerza o se taponan

“Los datos fisiológicos por especie nos dicen que muchos árboles mediterráneos están muy bien adaptados a la sequía. Aun así, nuestro modelo apunta que estos bosques tienen un riesgo muy alto de sufrir muerte por sequía. Esto se debe a que nuestro método permite hacer un zoom-out y ver que esta zona contiene también especies muy sensibles a la sequía y que padecemos sequías cada vez más recurrentes y largas”, explica Pablo Sánchez-Martínez, autor principal de este estudio, en el que también colaboran  Maurizio Mencuccini y Jordi Martínez-Vilalta.  

Árboles que son como camellos   

En general, cuando los árboles mueren por sequías extremas se debe a que el agua no puede circular bien dentro del tronco porque sus cañerías (denominadas xilema) pierden fuerza o quedan taponadas, en un proceso al que se denomina como ‘fracaso hidráulico’.

Hay árboles que tienen un gran margen de seguridad hidráulica y pueden soportar la falta de agua porque la almacenan y necesitan poca para vivir

La ciencia conoce parámetros fisiológicos que nos indican si una especie o un árbol están más o menos protegidos ante este fracaso hidráulico. Uno de los más relevantes es el 'margen de seguridad hidráulica', que es el que separa la cantidad de agua que el árbol puede movilizar cuando hay sequía y la cantidad mínima de agua que necesita para sobrevivir.

Como los camellos, hay árboles que tienen un gran margen y pueden soportar la falta de agua porque la almacenan y necesitan poca para vivir. No obstante, hay otros que no están adaptados a estas condiciones, lo que los hace muy vulnerables a los periodos sin humedad.

Datos fisiológicos como este son claves para comprender qué bosques tienen más riesgo de sufrir fallos hidráulicos y morir por sequía. Se trata, sin duda, de información muy útil, pero con limitaciones, que ahora se incluye dentro de este nuevo modelo.

Si conociéramos estos datos de todas las especies vegetales del mundo podíamos hacer predicciones más exactas. No obstante, solo se tienen datos sobre este parámetro del 1,5 % de todas las especies vegetales del mundo. 

“Este estudio presenta por primera vez una caracterización global del riesgo de mortalidad de los bosques, pero todavía queda mucho trabajo por hacer. Las predicciones que propone este artículo son un primer paso que tendrán que complementarse y mejorarse en el futuro próximo”, concluye Pablo Sánchez.

Fuente:
CREAF
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