Un equipo de investigadores ha confirmado que, desde 1970, la acción del ser humano ha sido la principal impulsora del cambio de la vegetación dominante, compuesta por la masiega y el carrizo, en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Esta investigación resulta fundamental para ayudar a la conservación de los humedales degradados.
Un equipo interdisciplinar de investigadores ha confirmado que, desde 1970, la perturbación antropogénica ha sido la principal impulsora del cambio de la vegetación en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, especialmente en la parte inferior del humedal, donde el impacto local ha sido mayor.
El estudio, que aparece en el último número de la revista Plant Ecology , describe los cambios a largo plazo producidos en la distribución espacial de las dos especies vegetales más importantes en el humedal de la llanura aluvial Las Tablas de Daimiel, en Castilla-La Mancha: la masiega (Cladium mariscus) y el carrizo común (Phragmites australis).
Siete series de fotografías aéreas han servido a los científicos para detectar los cambios producidos en la distribución espacial de esas especies del humedal, desde 1945 hasta 2001, las cuales le dan su fisonomía característica. Estos cambios se han debido a una combinación de cambios naturales y de 'estrés antropogénico' (agricultura de regadío, vertido de aguas residuales, incendios, roturación...).
Miguel Álvarez Cobelas, investigador del Centro de Ciencias Medioambientales (CCMA-CSIC) y autor principal explicó a SINC: "En nuestra metodología empleamos los avances internacionales más recientes para los estudios estadísticos de datos espaciales y los aplicamos a los datos de cobertura de esas dos especies vegetales, usando la cobertura de cada especie en cada hectárea de la superficie de Las Tablas (1.675 hectáreas, en total)".
Ese nivel de detalle permitió a los científicos evaluar cuál era la escala espacial más significativa para la distribución de las dos especies en el humedal y cómo dicha escala iba cambiando con los años, especialmente en dos zonas con condiciones ambientales diferentes y con distintos efectos de impacto humano.
La competencia por el espacio entre las dos especies y los factores abióticos (calidad y profundidad del agua) no explicaban del todo las variaciones de la cobertura de carrizo y masiega en el humedal a lo largo de los años. "Esto nos sugirió la necesidad de tener en cuenta otras variables, tales como la propia biología de las especies, para elaborar mejores modelos de las pautas espaciales de la vegetación en los humedales", añadió Álvarez Cobelas.
"El estudio de las pautas de distribución espacial y de las características ecológicas específicas de cada especie es esencial para la conservación de los humedales degradados", han concluido los investigadores, que trabajan en el Centro de Ciencias Medioambientales (CCMA-CSIC), el Real Jardín Botánico (CSIC) y el Instituto de Ciencias Ambientales (Univ. Castilla La Mancha).
Un Parque Nacional poco frecuente en el mundo
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel es el último representante en la Península Ibérica de un ecosistema denominado 'tablas fluviales', formación que se produce por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Gigüela, y la poca pendiente del terreno. La declaración de Parque Nacional en 1973 ha permitido conservar el principal representante en España de uno de los tipos de ecosistema más valiosos del planeta, y favorecer la supervivencia de parte de la avifauna acuática mediterránea, que utiliza esas zonas como área de invernada, para cambiar el plumaje y como lugar de nidificación.
Las Tablas de Daimiel están sujetas a fuertes fluctuaciones hídricas debido a su formación y a la sobreexplotación del acuífero subterráneo del que dependen directamente. Fueron declaradas Reserva de la Biosfera en 1981. Un año después, fueron incluidas dentro del Convenio Ramsar.
-----------------------------
Referencia bibliográfica: Álvarez-Cobelas, M., Sánchez-Carrillo, S., Cirujano, S., Angeler, D. G., Plant Ecology, 194 (2): 257-271 FEB 2008.