Los arrecifes de coral más degradados tardarían 60 años en recuperarse

El calentamiento global, la acidificación y la sobrepesca amenazan a los arrecifes de coral de todo el mundo, hasta el punto que el 83% de 832 arrecifes analizados tienen una biomasa de peces inferior al límite necesario para su supervivencia. Para restaurarlos, un equipo internacional propone restablecer las poblaciones de peces controlando la pesca. Sin embargo, según los cálculos, los más frágiles tardarían unos 60 años en recuperarse aun adoptando estas medidas.

Los arrecifes de coral más degradados tardarían 60 años en recuperarse
Fusileros de lomo amarillo (Caesio xanthonota) en un arrecife del archipiélago de Chagos, en el océano Índico. / Nick Graham

Varias amenazas afectan a los arrecifes de coral de todo el mundo: la sobrepesca, la contaminación y el desarrollo costero. A ellos se suma el cambio climático. Según el Instituto de Recursos Mundiales, el 75% de los arrecifes de coral del mundo están amenazados y más del 20% han desaparecido en los últimos 30 años debido a los cambios en el clima y a la sobrepesca. A pesar de ello, solo el 27% de estos sistemas están dentro de las áreas de protección marina.

"Los arrecifes de coral de la isla de Guam al oeste del océano Pacífico, y los de la isla de Ahus en Papua Nueva Guinea están en una situación urgente de restauración", señala Macneil

Por primera vez, un estudio ha logrado calcular la biomasa de peces de 832 arrecifes de coral repartidos por 64 localizaciones de todo el mundo. Los resultados, publicados esta semana en Nature, han permitido identificar los arrecifes más degradados en función de la cantidad de peces presentes en sus aguas y estimar los periodos de recuperación necesarios para los que cuentan con menos peces o los que sufren sobrepesca.

“Hemos identificado varias áreas que están en una situación urgente de restauración, como los arrecifes de la isla de Guam al oeste del océano Pacífico, y los de la isla de Ahus en Papua Nueva Guinea”, señala a Sinc M. Aaron Macneil, investigador en el Instituto Australiano de Ciencias Marinas y autor principal del trabajo.

No obstante, para Macneil, los arrecifes de coral afectados indirectamente por la pobreza extrema de la zona en la que se encuentran son los que han experimentado un mayor agotamiento de sus poblaciones de peces “hasta el punto que el ecosistema ya no puede sostenerse”, alerta el experto, quien añade que el arrecife llega en estos casos al colapso. Estas son las situaciones más difíciles de recuperar.

Añadir más peces a los arrecifes

A los arrecifes más degradados les faltan peces como el pez cirujano, el pez loro, el pez conejo, el pez damisela y otros tropicales que comen plantas como los fusileros. Al recuperar a estas especies y, por lo tanto, las funciones ecológicas que desempeñan, los ecosistemas podrían sobrevivir estableciendo restricciones en la pesca.

El 83% de los 832 arrecifes de coral analizados tienen menos de 500 kilos de biomasa de peces

“Los peces de los arrecifes de coral desempeñan un papel clave en estos ecosistemas al comer las algas con las que los corales compiten por el espacio y depredando otros peces e invertebrados. Algunas de estas funciones deben mantenerse intactas para que el arrecife esté sano”, explica el científico.

Según el análisis, un arrecife de coral que no está afectado por la pesca cuenta con una media de 1.000 kilos de biomasa de peces por hectárea. Pero en una situación de sobrepesca, el umbral de la biomasa de peces ante un colapso del arrecife es de 100 kilos por hectárea.

Los arrecifes que mantienen 500 kilos de biomasa de peces por hectárea (cerca del 50% de la capacidad media del arrecife) mantienen las funciones ecológicas estables a la vez que sustentan la pesca local. Sin embargo, los autores advierten que el 83% de los 832 arrecifes de coral analizados tienen menos de 500 kilos de biomasa de peces, el umbral necesario para mantener la integridad ecológica y prevenir su declive.

Una hoja de ruta para la pesca en arrecifes

Con este estudio, los investigadores proporcionan además, por primera vez, los periodos de tiempo necesarios para la recuperación de los arrecifes de coral. “Las áreas colapsadas podrían tardar hasta 60 años en recuperarse una vez que la pesca se detiene”, asegura a Sinc Macneil. El modelo generado apunta que en los casos de arrecifes con una pesca moderada, el ecosistema podría tardar una media de 35 años en recuperarse con una protección adecuada.

En arrecifes con una pesca moderada, el ecosistema podría tardar una media de 35 años en recuperarse con una protección adecuada

Los expertos coinciden en afirmar que la pesca es el principal impulsor de la degradación de las funciones de los arrecifes. Al retirar demasiados herbívoros y especies de peces predadores se priva a los arrecifes de coral de sus funciones y de su capacidad para responder eficazmente a otras alteraciones. Conocer la cantidad correcta de peces necesarios en los arrecifes puede ayudar a las pesquerías locales a establecer límites claros de cuántos peces pueden ser pescados sin amenazar el ecosistema del que dependen.

“Los métodos empleados para estimar la salud del arrecife en el estudio son suficientemente simples como para que la mayoría de pescadores y gestores puedan tomar las riendas del arrecife y mantenerlo en un estado saludable”, observa Tim McClanahan, conservacionista senior en la Wildlife Conservation Society (EE UU) y coautor del estudio, quien añade que pescadores y gestores tienen ahora la oportunidad de planificar la recuperación de la salud del arrecife que les proporcionará las mejores oportunidades para adaptarse al cambio climático.

El estudio establece así un nuevo enfoque a la gestión de la pesca en los arrecifes y supone “una hoja de ruta para la pesca en estos ecosistemas que no solo nos dice dónde estamos –en términos de biomasa de peces– sino también dónde deberíamos estar y cuánto tiempo tardaremos en alcanzarlo”, concluye el investigador australiano.

Referencia bibliográfica:

M. Aaron Macneil et al. “Recovery potential of the world’s coral reef fishes” Nature doi:10.1038/nature14358. 8 de abril de 2015

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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