Preguntas y respuestas sobre los protectores solares

Insistir en la necesidad de la protección solar es esencial, sobre todo cuando esta precaución también ha caído en el punto de mira de la plaga negacionista en redes sociales. Incluso quienes buscan información fidedigna se sienten confundidos entre bulos y mensajes alarmistas o discordantes. ¿Qué producto conviene utilizar? ¿Son eficaces? ¿Son seguros? ¿Son ecológicos? Esto es lo que dice la ciencia actual.

Protector solar
El riesgo de la exposición al sol sin protección se acumula, sobre todo durante la infancia, y puede causar cánceres de piel décadas después. / Daniel Capilla | Wikimedia Commons

Perseguir obsesivamente un bronceado intenso se ha convertido en una de las últimas tendencias de moda entre los adolescentes enganchados a las redes sociales. Lo cual va unido a una corriente de desinformación sobre la radiación solar y la protección que se enmarca en la actual avalancha de negacionismos.

La experta en salud digital Rachael Kent, del King’s College London, señala que el éxito de estos mensajes no es casual ni espontáneo, sino un producto de las plataformas que explotan la rentabilidad publicitaria de “los contenidos que prenden emociones”. Según Kent, “el sistema premia el espectáculo, no la ciencia”. He aquí lo que dice la ciencia.

¿Cómo puede dañarnos el sol, si hemos evolucionado bajo sus rayos?

Los bulos sobre los riesgos de la exposición al sol se apoyan en una deficiente comprensión de nuestra relación con las condiciones naturales del entorno. La antropóloga Nina Jablonski, de la Universidad Estatal de Pensilvania, explica que la convivencia con la radiación solar ha granjeado cierta protección mediante una piel más oscura a las poblaciones más expuestas; pero, en cualquier caso, no una invulnerabilidad.

Los humanos antiguos ya se protegían del sol hace milenios mediante primitivos remedios como el mineral ocre, la cáscara de arroz y otros

De hecho, fue la presión de este factor la que mantuvo la pigmentación intensa en las regiones más castigadas por el sol, mientras que se perdió en los humanos que migraron al norte. Conscientes del riesgo, los humanos antiguos ya se protegían hace milenios mediante primitivos remedios como el mineral ocre, la cáscara de arroz y otros.

Un estudio publicado en Science en 2025 muestra que la protección pudo diferenciar la supervivencia de sapiens y neandertales hace 41 000 años, cuando la inversión de los polos magnéticos dejó a Europa más expuesta a la radiación solar; los segundos se extinguieron poco después.

¿Cómo conseguir un bronceado saludable?

Tradicionalmente la palidez era símbolo de estatus, ya que la huella del sol en la piel se asociaba a la faena al aire libre de los campesinos y obreros. Se atribuye a la icónica Coco Chanel el haber cambiado las tornas convirtiendo el bronceado en el marchamo de una vida privilegiada y ociosa. Pero ya por entonces se conocían los perjuicios del sol y el vínculo con el cáncer de piel, incluyendo el melanoma y otros; un riesgo que se acumula, sobre todo durante la infancia, y que puede causar enfermedad décadas después.

El moreno de rayos UVA, producto del sol o de camas de bronceado, se paga años después con una piel estropeada y envejecida

Por ello y según el criterio de numerosos expertos, “no existe el bronceado saludable”, escribe Jablonski; “un bronceado no te protege de un mayor daño solar, sino que es el signo del daño mismo”.

Dicho daño viene causado por la radiación ultravioleta (UV), que se divide en tres bandas según su longitud de onda; todos los UVC, de onda más corta, y el 90 % de los UVB quedan bloqueados en la atmósfera, por lo que la mayoría de lo que llega hasta nosotros es UVA con un pequeño componente de UVB.

Esto es relevante porque actúan de distinta manera sobre la piel: mientras que los UVB provocan sobre todo quemaduras y daños en el ADN celular, los UVA penetran a mayor profundidad formando radicales libres, destruyendo el colágeno de la piel y dejando arrugas y manchas. El moreno de rayos UVA, producto del sol o de camas de bronceado, se paga años después con una piel estropeada y envejecida; es la causa del 80 % del envejecimiento facial.

No existe el bronceado saludable; un bronceado no te protege de un mayor daño solar, sino que es el signo del daño mismo

Nina Jablonski, Universidad Estatal de Pensilvania

Tanto los UVA como los UVB son agentes causales de cáncer de piel, por lo que se recomienda protegerse de ambos por medio de los filtros solares llamados de amplio espectro.

¿Qué tipos de protectores solares existen?

Por su modo de acción, los compuestos presentes en las lociones se dividen en los de acción física o química. Los primeros bloquean, reflejan y dispersan los UV impidiendo que lleguen a la piel gracias a ingredientes como el óxido de cinc o el dióxido de titanio. Antiguamente estos se utilizaban en formulaciones de partículas de gran tamaño que resultaban muy aparatosas a la vista, en forma de pasta blanquecina. Las actuales emplean nanopartículas invisibles.

Los protectores químicos funcionan absorbiendo los UV en la estructura de sus moléculas y convirtiéndolos en calor

En cuanto a los protectores químicos, funcionan absorbiendo los UV en la estructura de sus moléculas y convirtiéndolos en calor. Entre estos figuran la avobenzona, la oxibenzona, el octocrileno, el octinoxato o metoxicinamato de octilo, el homosalato y otros. Muchas lociones solares combinan protectores físicos y químicos.

¿Qué es el factor de protección solar?

En las lociones comerciales, el grado de protección frente a los UVB se detalla mediante el factor de protección solar (FPS o SPF en inglés), cuyo significado es doble: por un lado, expresa la cantidad de UVB que no se bloquea; un protector de factor 50 deja pasar a la piel una cincuentava parte (1/50) de los UVB totales, es decir, un 2 %. Por lo tanto, la diferencia entre FPS 30 y 50 es menor de lo que podría parecer, ya que el primero deja pasar solo un 3,3%.

Una loción con FPS 30 retrasa la aparición de quemaduras de 10 minutos sin ella a 300 minutos

Alternativamente, se habla también del FPS como el factor que multiplica el tiempo necesario para quemarse bajo el sol: una loción con FPS 30 retrasa la aparición de quemaduras de 10 minutos sin ella a 300 minutos.

Técnicamente, suele definirse como la proporción de energía UV necesaria para producir una dosis mínima de eritema en la piel protegida respecto a la no protegida. En cuanto a la protección contra los UVA, según la UE debería ser al menos de un tercio de la protección frente a los UVB.

¿Cuánto y cada cuánto tiempo aplicarlo?

Otro factor heterogéneo en la oferta de lociones solares es su formato, por ejemplo crema en tubo o bote, roll-on o espray… Esto puede determinar si se usa correctamente: una regla sencilla es aplicar (20 minutos antes de la exposición) la cantidad equivalente a una cucharadita de té en cada extremidad, un volumen similar para la espalda, lo mismo para pecho y abdomen, y otro tanto para cara y cuello.

La mayoría de las personas solo utilizan entre un cuarto y un tercio de la cantidad recomendada de protector solar

Con un roll-on o espray es más probable quedarse corto de cantidad; la mayoría de las personas solo utilizan entre un cuarto y un tercio de lo recomendado. Hoy muchas de las fórmulas se publicitan como resistentes al agua. Pero incluso en estos casos debe tenerse en cuenta que tanto el agua como el roce tienden a eliminar la loción, por lo que es necesario reaplicarla cada dos horas.

¿Son tóxicos para el medio ambiente, en particular los arrecifes de coral?

En 2008 se describió por primera vez el efecto nocivo de la oxibenzona y el octinoxato, ingredientes de las lociones solares, en el blanqueamiento de los corales, un fenómeno que a menudo los lleva a la muerte al privarlos de la protección de sus microalgas simbióticas. En 2018 el Estado de Hawái aprobó la prohibición de los productos con estos compuestos, una decisión a la que se unieron Palau, Aruba, las Islas Vírgenes y otros lugares.

No hay discusión sobre la toxicidad de ciertos ingredientes para los arrecifes, pero sí sobre la magnitud de estos efectos en condiciones reales

Las investigaciones han confirmado que los protectores solares tienden a acumularse no solo en los corales, sino también en otros animales marinos y en las algas, con potencial dañino; en particular, las células de corales y anémonas convierten la oxibenzona en toxinas que se activan con la luz del sol.

Por lo tanto, no hay discusión sobre la toxicidad de dichos ingredientes para los arrecifes. En cambio y dado que lo anterior se refiere a estudios de laboratorio, sí la hay sobre la magnitud de estos efectos en condiciones reales.

A pesar de lo abultado de las cifras —cada año se fabrican 10 millones de toneladas de protectores solares, de las cuales entre 6 000 y 14 000 pasan de la piel de los bañistas a los arrecifes de coral, a lo que se suma el vertido de estas sustancias en las aguas residuales—, solo un muestreo en un arrecife muy frecuentado de las Islas Vírgenes de EE UU encontró grandes concentraciones de oxibenzona, diez veces la dosis letal para las larvas del coral.

El blanqueamiento de corales a escala global y regional está causado por el calentamiento antropogénico, no por los protectores solares

Terry Hughes, Universidad James Cook

Así, y mientras algunos científicos denuncian la toxicidad de los fotoprotectores en condiciones reales, otros sostienen que el impacto real es insignificante frente a otros factores: en palabras del ecólogo Terry Hughes, de la Universidad James Cook de Australia, “el blanqueamiento de corales a escala global y regional está causado por el calentamiento antropogénico, no por los protectores solares”. A ello se une la contaminación de los desarrollos costeros y la agricultura.

¿Son seguros para el organismo?

En 2019 una investigación reveló que un uso intensivo de estos productos permitía que sus ingredientes se absorbieran al torrente sanguíneo; lo cual, escribían los autores, apuntaba a “la necesidad de más estudios para determinar la importancia clínica de estos resultados”.

Las concentraciones absorbidas en la sangre están 100 veces por debajo de las que causarían algún efecto como disruptores endocrinos

Aunque estos datos causaron cierto revuelo en los medios, en realidad el estudio no reportaba niveles de estos compuestos por encima de límites permitidos o seguros, ni presentaba evidencias de toxicidad. Y si bien algunos ingredientes como la oxibenzona o el homosalato podrían actuar como disruptores endocrinos, las concentraciones halladas en la sangre están 100 veces por debajo de las que causarían algún efecto de este tipo, según las directrices de la Unión Europea. Los límites permitidos de estos ingredientes se regulan para mantenerse siempre dentro de un amplio margen de seguridad.

¿Es necesario evitar toda exposición al sol?

Una duda que suele asaltar a los usuarios es si evitar el sol o bloquearlo por completo puede afectar a la facultad de la piel de producir vitamina D, un micronutriente esencial para la salud de los huesos y posiblemente de otros órganos que elaboramos gracias a la radiación solar, cuya carencia se ha relacionado con diversas enfermedades y cuya utilidad en forma de suplemento alimentario ha sido cuestionada por las investigaciones.

Una parte de la comunidad científica defiende los beneficios de una exposición moderada al sol, evitando las situaciones, los lugares y los horarios de mayor riesgo

Lo cierto es que los UVB no se bloquean por completo ni siquiera con FPS 50, y los estudios muestran que, en palabras de los fotobiólogos Karl Lawrence y Antony Young del King's College London, coautores de uno de dichos trabajos, “el uso típico de los protectores solares no inhibe la producción de vitamina D”.

Pero no puede ocultarse que una parte de la comunidad científica defiende los beneficios de una exposición moderada al sol, evitando las situaciones, los lugares y los horarios de mayor riesgo.

El uso típico de los protectores solares no inhibe la producción de vitamina D

Karl Lawrence y Antony Young, King's College London

Un ejemplo de ello es la Organización Mundial de la Salud (OMS): la rama sanitaria de Naciones Unidas admite que “una cierta exposición a los UV es beneficiosa para la salud, en particular para la vitamina D”. La OMS no recomienda una exposición cero, sino limitarla de 10:00 a 16:00, sobre todo si el índice de UV es mayor de 3, tomar precauciones para evitar la sobreexposición, incluyendo una loción de amplio espectro de FPS 15 o superior reaplicada cada dos horas; y, eso sí, huir de las lámparas solares y centros de bronceado.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons
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