Carecer de actividad sexual se relaciona con ansiedad y depresión. Imagen: Mario De Carli
La Unidad Multidisciplinaria del Melanoma del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC), en Tenerife, cumple diez años de funcionamiento y durante este periodo de tiempo ha diagnosticado a 400 pacientes nuevos con melanoma maligno (MM), un tipo de cáncer de piel que si no te trata a tiempo puede llegar a comprometer la vida del paciente en un 15% de los casos. No obstante, si se diagnostica precozmente, el porcentaje de supervivencia se acerca al 100% de los pacientes.
Erwin Neher, premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1991, considera que en la próxima década se pueden producir avances en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o el párkinson, que permitan desarrollar tratamientos para curar o al menos detener el avance de estas patologías. Así lo ha expresado hoy en Salamanca durante su visita al visita al Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl).
Investigadores de la Universidad de Alcalá y del CNIC demuestran la importancia de la proteína ILK en las funciones vasculares . Su ausencia provoca aterosclerosis, enfermedad en la sangre fluye con dificultad por las arterias. Esta importancia podría convertir a la proteína en la clave para diseñar tratamientos de la hipertensión arterial.
Científicos de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla describen una nueva vía para estimular la respuesta celular que palia los efectos de la diabetes en gusanos. Estos nematodos diabéticos presentan problemas similares al de los humanos que padecen diabetes tipo 2.
Según declaran expertos en un comunicado de la American Heart Association, el sexo no implica un mayor riesgo para las personas que padecen o han sufrido enfermedades cardiovasculares. De hecho, según ellos, la ausencia de sexo está relacionada con la ansiedad y la depresión.
La parte derecha de la imagen pertenece al oído interno de un ratón sin el gen FGF20, es decir, sin capacidad de oir. Imagen: David M. Ornitz
Científicos estadounidenses han logrado identificar en ratones un gen del que depende la correcta formación del oído interno. Esta investigación, publicada en la revista PLoS Biology, podría servir para que, en el futuro, los humanos consigan lo que aves y reptiles ya son capaces de hacer: recuperar la pérdida de audición.
La apolipoproteína E (APOE) es uno de nuestros genes, y se presenta a veces con una variación que a nadie le gustaría tener. Se trata del APOEε4, el principal factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer de tipo esporádico (la forma más común en la que se manifiesta esta patología, provocada por una combinación de causas hereditarias y ambientales).