El viejo continente sufre una grave sequía desde 2018 y carece cada vez más de agua subterránea. Así lo confirma un estudio del Instituto de Geodesia de la Universidad de Tecnología de Graz, en Austria. En el trabajo también han participado instituciones de Alemania, España, Francia, Financia, Países Bajos y Suiza,
Según un nuevo estudio, el núcleo interno de nuestro planeta se habría frenado hasta alcanzar la misma velocidad de rotación que las capas más externas, o incluso ligeramente inferior. Desde la superficie lo veríamos como si se hubiera parado, o en dirección contraria. Lo explican investigadores del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), quienes aclaran que es poco probable que estos pequeños cambios tengan efectos apreciables.
Tras analizar decenas de terremotos, dos científicos chinos han deducido que el corazón de hierro de nuestro planeta se ha podido frenar recientemente y aparentemente girar en sentido contrario a como lo hacía antes, en un ciclo de oscilación de unas siete décadas. Estos cambios se asocian a ligeras variaciones en el campo magnético y la duración del día en la superficie terrestre.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Jaén ha realizado este inusual hallazgo en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en Asuán. El Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas ha analizado los restos.
Las proyecciones climáticas elaboradas por los investigadores de ExxonMobil entre 1977 y 2003 predecían con precisión el posterior calentamiento del planeta, según revela un estudio de la Universidad de Harvard. Sin embargo, las declaraciones públicas del gigante petrolero estadounidense contradecían sus propios datos científicos.
La Fundación BBVA ha galardonado a los paleoclimatólogos James Zachos y Ellen Thomas por identificar un ‘efecto invernadero’ de hace 56 millones de años. El hallazgo resulta de gran interés para predecir la evolución del cambio climático desencadenado ahora por el ser humano.
La Tierra ha vuelto a superar en 1 °C la temperatura media preindustrial por octavo año consecutivo y los satélites han registrado concentraciones máximas de CO2 y metano, según el Servicio de Cambio Climático del programa europeo Copernicus. El pasado año fue el quinto más cálido a escala global, con temperaturas elevadas nunca vistas en algunas zonas, y el segundo en Europa, que también tuvo su verano más caluroso de la historia.
La prohibición del uso de productos químicos causantes del agujero en la ozonosfera los ha reducido en un 99 % desde 1989. Según un informe científico presentado el lunes por la ONU, esta zona de la atmósfera se recuperará en la Antártida para 2066, en el Ártico para 2045 y en el resto del mundo para 2040.
Investigadores de las universidades de Santiago de Compostela y de Vigo han constatado que las olas de calor en la península ibérica y Baleares son cada vez más intensas, especialmente en el oeste peninsular y las zonas montañosas, y que los eventos extremos aumentan en magnitud. Como resultado, puede elevarse la demanda energética y el riesgo de incendios.