Una nueva enfermedad infecciosa se está extendiendo por todo el noreste de Estados Unidos y ha matado ya a millones de murciélagos. Un nuevo estudio publicado en la revista Science da la alarma sobre esta enfermedad de rápida propagación y que podría provocar, en los próximos años, la extinción regional de una especie de murciélago (Myotis lucifugus), hasta ahora común en Norteamérica.
Los alimentos que ingieren las pardelas (Calonectris diomedea) les dejan una “firma química” en las plumas que permite saber dónde nacen y se reproducen estas aves marinas que recorren cada año miles de kilómetros. Los investigadores españoles que han realizado el proyecto determinan por primera vez el origen y procedencia de estas aves para diseñar estrategias de conservación.
Pakasuchus kapilimai, que no era más grande que un gato y que vivió durante el Cretácico medio en Tanzania, tenía características inusuales para un cocodrilo, un ejemplo de ello son sus dientes.
Un pequeño murciélago café (Myotis lucifugus) afectado por el "síndrome de la nariz blanca" en una cueva de Nueva York (EE UU).
Pardela cenicienta (Calonectris diomedea) a su paso por Gran Canaria.
Un equipo internacional de científicos ha descubierto en la cuenca del Rift Rukwa, al suroeste de Tanzania, los fósiles de un antiguo cocodrilo (Pakasuchus kapilimai) que tenía dientes similares a los de los mamíferos. El estudio, que publica esta semana la revista Nature, sugiere que estas criaturas eran abundantes en lo que es hoy la África subsahariana durante el Cretácico medio (hace entre 80 y 110 millones de años).
La esponja de mar Amphimedon queenslandica en la Gran Barrera de Coral.
Los cocodrilos del Cretácico (Pakasuchus kapilimai) tenían una dentadura similar a la de los mamíferos y una columna inusualmente flexible, y cazaban libélulas en una antigua planicie aluvial de Tanzania.
Anémona atrapamoscas (Actinoscyphia sp.) descubierta en el Golfo de México a 1.500 metros de profundidad.