En Groenlandia, Alaska, la Antártida y otras zonas del mundo, los glaciares marinos –aquellos que terminan en el mar– están en constante movimiento. Un nuevo método ha logrado medir por primera vez de forma directa la fusión submarina de estas masas y revela que se produce más rápido de lo que se pensaba.
El clima de los últimos dos mil años no ha registrado un cambio global de las temperaturas como el que se está experimentando en la actualidad. Así lo demuestran varios estudios internacionales, con participación española, que han reconstruido y comparado los datos de temperatura de diferentes periodos y concluyen que en la era común ninguna otra alteración del clima como la actual fue global y simultánea en el mundo.
Un equipo internacional de científicos, con participación del CSIC, ha analizado los cambios morfológicos y las alteraciones en los ciclos biólogicos de los animales en respuesta al aumento de las temperaturas. El trabajo, centrado particularmente en las aves, pone de manifiesto que algunas especies están adelantando su ciclo reproductivo, lo que no supone una ventaja adaptativa.
Hace entre 11.000 y 6.000 años, los cazadores-recolectores europeos del Mesolítico experimentaron cambios climáticos que les obligaron a modificar el diseño de los microlitos, unas pequeñas herramientas de piedra, como puntas de flecha y púas, que se tallaban para cazar.
Investigadores andaluces han simulado las condiciones del calentamiento global en dos variedades de olivas en condiciones de reales de campo. Los expertos concluyen que una subida de 4 ºC de temperatura reduce la cantidad de fruto, se adelanta la maduración y se obtiene menos aceite.
La acidificación de los océanos queda registrada en los cristales del esqueleto de coral. Este hecho supone una nueva herramienta para el estudio de los cambios ambientales del pasado y luchar contra el cambio climático. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el científico español Ismael Coronado Vila, del Instituto de Paleobiología de Varsovia (Polonia).
Este ingeniero químico mexicano recibió en 1995 el Premio Nobel por sus estudios sobre la capa de ozono, que convencieron a los países para firmar el Protocolo de Montreal. Hoy teme que la siguiente amenaza global, la crisis climática y la contaminación, no vaya por tan buen camino. Su última esperanza está en aquellos que sufrirán las consecuencias de la inacción: los jóvenes.
Desde el año 2000 los glaciares del Himalaya han perdido casi medio metro de hielo al año, el doble que en el periodo de 1975 a 2000. El estudio, que ha combinado las imágenes –ahora desclasificadas– de un satélite espía estadounidense durante la Guerra Fría con imágenes actuales de la NASA, indica que los glaciares han perdido una cuarta parte de su masa en los últimos 40 años.
Si las emisiones de CO2 se mantienen al ritmo actual para finales de siglo, peces y mamíferos marinos podrían sufrir disminuciones más graves que el fitoplancton. Así lo revela un estudio internacional, con participación del CSIC. Según el trabajo, este impacto se producirá independientemente de otras presiones sobre los animales, como la sobrepesca.
Hasta ahora, los salmones rojos juveniles del Pacífico permanecían cerca de dos años en sus lagos o arroyos de nacimiento antes de dirigirse al océano. Un nuevo estudio muestra que este fenómeno se está produciendo antes por el cambio climático. Una vez en el mar, los peces, protagonistas de #Cienciaalobestia, tardan más en madurar y crecer.