Rana venenosa de la especieRanitomeya amazonica. / Wikipedia
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y el CSIC han caracterizado un nuevo enlace intramolecular del berilio, denominado Be-Be, en derivados de naftaleno, un sólido blanquecino. Sorprendentemente, la fuerza de este enlace monoelectrónico es hasta diez veces mayor que el de la molécula diatómica Be2.
Nació en el seno de una familia de origen vasco-francés.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han obtenido nanofibras de celulosa de la paja de trigo, un material que puede servir en el mantenimiento de la calidad del papel reciclado. Los científicos también han estimado el porcentaje óptimo que podría aplicar la industria papelera.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han desarrollado un biosensor basado en papel impregnado de bacterias para detectar la toxicidad del agua. Se trata de una herramienta biológica innovadora, sencilla y de bajo coste que permite detectar múltiples contaminantes y puede ser fácilmente utilizable en contextos de restricción económica o en países en desarrollo.
El azafrán español es uno de los mejores del mundo, pero la mayor parte del etiquetado y exportado como tal procede de otros países. Científicos checos y españoles lo han comprobado tras analizar 44 productos comerciales. Mediante una nueva técnica, basada en la ‘huella dactilar’ química propia de cada tipo de azafrán, han demostrado que más del 50 % de las muestras eran fraudulentas.
Investigadores de las universidades de Córdoba y La Sapienza de Roma han desarrollado un prototipo de batería con iones de litio y azufre que duplica la duración de los actuales dispositivos de generación de energía. Además, este acumulador de energía es más seguro que prototipos precedentes.
La Universidad de Córdoba ha desarrollado una metodología que ayuda a determinar la ausencia de patógenos en alimentos mediante la cuantificación de los subproductos que surgen por usar desinfectantes durante su procesado. La técnica ya la habían aplicado con éxito en vegetales, zumos y leche, y ahora se ha adaptado por primera para los quesos europeos, desde frescos griegos a curados españoles.
Las zeolitas son compuestos porosos con aplicaciones en el refino de petróleo y otros ámbitos de la industria química. De las millones de tipologías que podrían adoptar solo se han conseguido unas 200, porque las otras parecen difíciles de sintetizar, pero ahora una nueva técnica ha permitido fabricar dos de esas zeolitas 'inviables'. El avance lo han logrado investigadores de la Universidad de Zaragoza y otros centros europeos.