Investigadores de EE UU han descubierto que los peces cebra, protagonistas de #Cienciaalobestia, son capaces de volver a encontrar su camino gracias a una región antigua en la parte posterior del cerebro, que les ayuda a calcular su ubicación y a utilizar esa información para saber a dónde tienen que ir.
Una investigación de Instituto de Salud Global de Barcelona estima que respirar contaminación altera la conectividad estructural del cerebro en la preadolescencia. Además, han observado que la exposición a las partículas PM2,5 aumenta el volumen del putamen, lo que se asocia con algunos trastornos psiquiátricos.
Una investigadora de la Universidad de Málaga ha liderado un estudio preclínico que ha conseguido disminuir la cantidad de proteínas tóxicas en el cerebro, cuya agregación es el principal motivo de muerte neuronal en el alzhéimer, mediante su reducción en la sangre.
Este aumento de la neurogénesis responde a un único cambio genómico en un solo aminoácido de la proteína TKTL1 de los humanos modernos, según indica un estudio de investigadores alemanes.
Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han desarrollado un modelo que copia las etapas del desarrollo del embrión natural del roedor que tienen lugar hasta el día 8,5 después de la fecundación. Incluye regiones del cerebro, un tubo neural y una estructura similar a un corazón. El avance servirá para estudiar las primeras etapas de la vida sin recurrir a animales de experimentación.
El pulpo, protagonista esta semana del #Cienciaalobestia, es un animal extremadamente inteligente. Una nueva investigación muestra que el cerebro de este invertebrado posee elementos genéticos análogos a los del órgano humano. En ambos organismos, la actividad de estos ‘genes saltarines’ se ha detectado en el área encargada del aprendizaje y las habilidades cognitivas.
Al comparar neuroimagenes del lóbulo temporal de humanos y de chimpancés, investigadores de Países Bajos y Reino Unido han encontrado que el patrón de conexiones de las áreas del lenguaje en nuestro cerebro se ha ampliado más de lo que se pensaba.
Una investigación centrada en las áreas y conexiones de nuestro cerebro revela que personas adictas al tabaco fueron capaces de dejarlo y superar su dependencia tras sufrir un ictus o un derrame cerebral.
Un equipo del Boston College, en EE UU, ha realizado un análisis detallado de neuroimágenes de personas con trastorno del espectro autista utilizando técnicas de aprendizaje automático. Los investigadores han observado que las diferencias de comportamiento entre individuos con este trastorno están relacionadas con variaciones en la estructura del cerebro.
El estatus socioeconómico de las familias se ha asociado con el rendimiento de los niños en la escuela, incluso con la extensión de algunas zonas de sus cerebros. Hace unos años se diseñó un trabajo pionero para saber si aliviar la pobreza tiene un impacto directo y causal en su actividad cerebral. Los primeros datos publicados sugieren que sí.