A la vista de cómo marcha el trabajo podemos confiar en que este año tendremos varias vacunas españolas ya en producción. Serán vacunas muy estables, capaces de eliminar la transmisión del virus y luchar contra nuevas variantes.
La infección por SARS-CoV-2 afecta de forma variable a las personas, también tras superarla. Puede dar lugar a síntomas que se prolongan el tiempo, con la preocupación de que algunos casos evolucionen a un síndrome de fatiga crónica. Tras un año de mucho ruido, ¿qué sabemos sobre sus consecuencias?
La vacunación nos protege de enfermar gravemente por el SARS-CoV-2, un virus con el que la humanidad acabará conviviendo, como ya lo hacemos con los resfriados o la gripe estacional. Y cuanto antes estemos todos vacunados, antes dejará de ser un problema grave.
La vacuna contra la covid-19 de Pfizer-BioNTech tiene una efectividad demostrada del 100 % en adolescentes de entre 12 y 15 años, según los resultados de un ensayo en fase 3 en 2.260 individuos, comunicaron este miércoles ambas empresas.
Las farmacéuticas están tomando una actitud proactiva para mantener la eficacia de sus vacunas frente a las variantes. Prevenir la aparición de nuevas versiones preocupantes del coronavirus exige seguir frenando los contagios, con mascarilla y distancia física.
Un estudio con casi 4.000 participantes elaborado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE UU revela que las vacunas de Pfizer y Moderna son efectivas para reducir los contagios hasta en un 90 %, si se aplican las dos dosis recomendadas. En una única dosis la protección es del 80 %.
La pandemia es una oportunidad para que los gobiernos se replanteen el modelo económico y de producción que ha desencadenado una crisis climática. Sin embargo, el G20 sigue destinando un 60 % más a actividades de combustibles fósiles que a inversiones sostenibles. “Vemos el problema a medio y largo plazo, por eso no actuamos como lo hemos hecho con la covid, pero los efectos pueden ser mucho peores.”, asegura Peñuelas, investigador del CSIC.