El investigador español Miguel A. Esteban y sus colegas del Instituto de Biomedicina y Salud de Guangzhou, en China, han logrado por primera vez cultivar un órgano sólido humanizado dentro de otra especie. Para lograrlo, han utilizado células madre pluripotentes y edición genética CRISPR Cas9. Los riñones resultantes son estructuralmente normales y están compuestos por entre un 50 % y un 60 % de células humanas.
La Comisión Europea ha propuesto esta semana regular las nuevas técnicas de edición del genoma de las plantas. Estos métodos son distintos de los organismos genéticamente modificados (OGM) y permiten generar cultivos más resistentes al cambio climático, a enfermedades y plagas.
Esta doctora en Biología Molecular está al frente de Integra Therapeutics, una empresa que ha fusionado en su plataforma FiCAT el poder de la tecnología CRISPR Cas9 y las proteínas transposasas para solucionar las limitaciones actuales de las terapias genéticas. La tecnología, que se está probando ahora en células de pacientes y modelos de ratón, podría empezar a ensayarse en humanos en 2026.
Investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo han analizado más de 68.000 genomas de bacterias superresistentes para explicar por qué algunas de ellas tienen sistemas de vacunación CRISPR Cas frente a virus bacteriófagos.
Hace justo 30 años, el microbiólogo Francis Mojica descubrió, junto a sus directores de tesis en la Universidad de Alicante, unas repeticiones en el ADN de una arquea de las salinas de Santa Pola. Aquella investigación daría lugar a otras que se acabarían aplicando en revolucionarias herramientas de edición genética.
Este biólogo y su equipo trabajan para desvelar la estructura de las distintas tijeras moleculares y así afinar la edición genética. Es también cofundador de TwelveBIO, una spin off de la Universidad de Copenhague, creada con el objetivo de mejorar el diagnóstico y el tratamiento con herramientas CRISPR, que acaba de ser adquirida por una empresa estadounidense.
Estos días han llegado dos informaciones preocupantes desde el gigante asiático. La primera se refiere al cambio radical en la gestión de la pandemia de la covid y sus consecuencias en plena ola de contagios en el país. La segunda es la salida de la cárcel de He Jiankui, el creador de los primeros bebés modificados genéticamente mediante CRISPR. Ambas noticias son ejemplos de una “mala praxis” que afecta a la investigación científica y a la sociedad en general.
Una de las tijeras genéticas CRISPR más conocidas utiliza la proteína Cas9 para seccionar el genoma del virus invasor en zonas concretas. Ahora, investigadores estadounidenses y alemanes han identificado otra, llamada Cas12a2, que corta de forma indiscriminada las moléculas de ADN y ARN de la propia célula infectada hasta acabar con ella. El hallazgo podría aplicarse en el diagnóstico de enfermedades víricas.
Este nuevo enfoque de doble acción, diseñado por científicos del Hospital Brigham and Women's (EE UU) para eliminar tumores establecidos y entrenar al sistema inmunitario, busca erradicar el tumor primario y prevenir la reaparición del cáncer.