Neurocientíficos españoles han liderado un estudio en ratones que describe, por primera vez, un mecanismo que vincula la memoria social con las preferencias a la hora de interactuar con otros congéneres. Los resultados podrían ayudar al desarrollo de medicamentos para tratar trastornos como el de la ansiedad ansiedad por separación, frecuente en niños, apuntan los autores.
Más frecuencia cardíaca y menos variable se asocia a más vulnerabilidad ante la depresión. El equipo de investigación de este estudio, liderado por el área de salud mental del Centro de Investigación Biomédica en Red, empleó esta tecnología para rastrear la evolución de la enfermedad durante dos años.
El estudio, desarrollado por el Centro de Investigación Biomédica en Red, sugiere que el consumo de comida ultraprocesada podría estar asociado con síntomas depresivos y afectaría al volumen de sustancia gris en la amígdala y las regiones frontales del cerebro. En el artículo publicado en Journal of Affective Disorders también se exploran los efectos de la obesidad y los niveles de inflamación.
El uso abusivo de las redes sociales —sobre todo entre los más jóvenes—, la autoexigencia personal o la falta de estrategias para afrontar el estrés, son algunos de los factores que pueden desembocar en una depresión. El psiquiatra José M. Montes advierte de la necesidad de mejorar el acceso al tratamiento de esta enfermedad, cada vez más prevalente.
Un estudio de la Universidad de Ginebra (Suiza) asegura que gestionar mejor las emociones podría prevenir el envejecimiento patológico. Para llegar a esta conclusión realzaron un experimento que consistió en enseñar a un grupo de los voluntarios breves clips de televisión que mostraban a personas en un estado de sufrimiento emocional.
Cualquier enfrentamiento bélico tiene unas consecuencias terribles para la salud de la población y dura generaciones. Al número de muertes, heridas graves y problemas psicológicos, hay que sumarle la pérdida de recursos sanitarios que origina. Esto afectará durante años al bienestar y progreso de la sociedad.
Un nuevo estudio ha analizado durante 16 meses la prevalencia de los síntomas de depresión, ansiedad, angustia relacionada con el SARS-CoV-2 y mala calidad del sueño entre las personas con y sin diagnóstico de la infección. Los resultados indican que las personas que permanecieron en cama durante siete días o más tienen un mayor riesgo de experimentar trastornos de salud mental.
Una investigación realizada en más de 150.000 veteranos de EE UU que pasaron el coronavirus muestra una probabilidad 60 % mayor de tener cualquier diagnóstico de salud mental al cabo de un año. Los expertos insisten en que debería ser prioritario abordar estas dolencias entre los supervivientes de la infección.
Nuestra salud mental se resiente desde hace años. La depresión es una de las principales patologías, que hoy sigue siendo poco reconocida y comprendida. Una comisión de especialistas hace un llamamiento para mejorar la atención y prevención de una de las principales causas de sufrimiento y muerte prematura en el mundo.
Los estudios en personas con este grave problema de salud pública muestran que las limitaciones para controlar la infección por coronavirus han mermado su estado de salud. Los expertos afirman que para mejorar su calidad de vida es necesario un abordaje integral, con ejercicio físico y terapia psicológica, no solo fármacos.