Cuando fue descubierto en los años 80 en Argentina, a este hadrosaurio se le diagnosticó una fractura en un pie. Sin embargo, un nuevo análisis demuestra ahora que en realidad, este ornitópodo comúnmente conocido como dinosaurio pico de pato sufrió un tumor hace unos 70 millones de años, así como dos dolorosas fracturas en las vértebras de la cola que, a pesar de todo, no le impidieron sobrevivir un tiempo.
Los restos de Pelecanimimus polyodon, hallado en 1993 en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), revelan nuevos detalles sobre la evolución anatómica de estos dinosaurios emparentados con las aves modernas.
Un tiranosaurio no pesaba más que unos kilos al nacer y era del tamaño de un perro, pero de adulto superaba con creces la tonelada y los 12 metros de longitud. Esta disparidad de cuerpos entre crías y adultos y el rápido crecimiento de los juveniles de megaterópodos, los dinosaurios carnívoros que pesaban más de mil kilos, pudo influir en la estructura y la baja diversidad de las comunidades de dinosaurios en general.
La historia evolutiva de las aves se remonta a un linaje de dinosaurios carnívoros que vivió a finales del Jurásico. Un equipo internacional, liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid, ha estudiado la evolución de sus dedos a partir de su origen en estos reptiles no voladores.
Estos dinosaurios presentaban un cuerno facial, visión binocular y aperturas nasales tras la eclosión del huevo. Estos rasgos se transformaban con el paso a la edad adulta, según una investigación publicada en la revista Current Biology.
Estos fósiles de dinosaurios terópodos fueron encontrados en los afloramientos del Grupo Enciso de Igea, con una datación de entre 129 y 110 millones de años.
Un equipo de paleontólogos, liderado por españoles, analiza cómo evolucionó esta icónica estructura anatómica de los ceratopsianos, el grupo que incluye al famoso Triceratops, durante los 65 millones de años de existencia de estos animales. El trabajo revela que esta morfología se volvió cada vez más variable a lo largo de su evolución.
El asteroide que cayó en la Península de Yucatán en México hace 66 millones de años provocó un cráter de 180 km de diámetro y un evento de extinción a final del Cretácico. La vida de los organismos del fondo marino del cráter recuperó su abundancia y diversidad en tan ‘solo’ 700.000 años, según un nuevo estudio. La productividad biológica fue clave en el proceso.
Entre los animales más grandes que han pisado o volado sobre la faz de la Tierra figuran los dinosaurios y los pterosaurios, pero sus ancestros pudieron tener un tamaño muchísimo menor. Así lo sugiere el fósil de un pariente descubierto en Madagascar de tan solo 10 cm de altura: Kongonaphon kely, un 'pequeño asesino de insectos' que puede ayudar a explicar algunas de las características de sus gigantescos primos.
Apodado ‘pollo maravilla’, un pájaro, con apariencia similar a gallinas y patos y de unos 400 gramos de peso, vivió con los dinosaurios menos de un millón de años antes de que estos desaparecieran por el impacto del asteroide. Su cráneo fósil, el mejor conservado hasta el momento, aclara por qué las aves sobrevivieron al evento de extinción masiva a finales del Cretácico.