Con técnicas de reconocimiento de voz y aprendizaje automático, investigadores de Madrid y Zaragoza han desarrollado un sistema para identificar la enfermedad de Parkinson mediante el análisis de las risas grabadas a los pacientes.
Un estudio de la Universidad de Granada indica que las personas que emplean en su día a día humor de autodenigración, dirigido a obtener la aprobación de los demás a expensas de ridiculizarse a uno mismo, tienen un mayor bienestar psicológico.
Al analizar los episodios de risa de 50 personas, un equipo de científicos con participación de la Universidad Complutense de Madrid ha diagnosticado cuadros de depresión con una precisión del 82,1%. El estudio refleja diferencias entre las carcajadas masculinas y femeninas, y abre la puerta a que, en un futuro, el análisis de la risa pueda convertirse en una técnica complementaria para diagnosticar esta enfermedad mental.
Gracias a la denominada 'ciencia ciudadana', se recogerán archivos de audio con grabaciones de risa. Clasificarlos y agruparlos automáticamente servirá para entender un poco mejor el comportamiento emocional del ser humano.
El International Journal of Humor Research es, pese a las apariencias de frivolidad, una revista muy seria. Como cualquier publicación científica que se precie, sus artículos pasan el proceso de revisión por expertos y cuentan incluso con un factor de impacto. El lingüista italiano Salvatore Attardo dirige desde Texas esta revista, cuya misión última es tratar de descubrir el mayor misterio de cuantos rodean a la ciencia del humor: ¿qué nos hace gracia?
‘La Risa’
La risa es una expresión emocional innata en los seres humanos. Por ello, reírse de los demás también es considerado un fenómeno universal. Sin embargo, para algunas personas, el hecho de que se rían de ellas les produce un miedo que puede llegar a dificultar enormemente su vida social. Es lo que se conoce como gelotofobia, un trastorno que afecta por igual a todas las culturas.
La fobia a que se rían de uno puede llegar a aislar socialmente a quien la padece.
Reconstruyen la evolución de la risa en grandes simios y humanos