A punto de desaparecer de la Tierra estuvieron los tiburones durante el Mioceno temprano. Esto es lo que asegura un equipo de científicos que aporta datos del registro fósil del fondo oceánico como prueba. Se trataría de un evento de extinción masiva desconocido hasta ahora.
Gran depredador de todos los océanos del mundo, se caracteriza por un patrón de rayas en su espalda y unos dientes únicos, que le permiten romper hasta el caparazón de una tortuga. El análisis de sus fósiles revela ahora no solo el origen de esta especie de escualo, protagonista del #Cienciaalobestia, sino también su antigüedad.
Hasta ahora, el declive de tiburones y rayas oceánicas debido a la explotación pesquera, su principal amenaza, no se había cuantificado de manera global. Un nuevo estudio revela que la abundancia de elasmobranquios se ha reducido en realidad en casi tres cuartas partes desde 1970 en todo el mundo. Los científicos piden acciones urgentes a los países para limitar las capturas de estos animales, muchos de ellos ya en peligro de extinción.
Científicos japoneses han descubierto, por primera vez, una especie “extremadamente rara” de cimotoido, un crustáceo que parasita el paladar de los peces, en la boca de un tiburón de aguas profundas del Pacífico y conservado en una colección de museo. Hasta ahora, esta especie de ectoparásito casi desconocida, protagonista del #Cienciaalobestia, solo se había encontrado en el Atlántico, por lo que el hallazgo amplía su rango de distribución a lados opuestos de la Tierra.
La Reunión ha convivido desde siempre con riesgos naturales. Pero a partir de 2011, las interacciones con tiburones sarda y tigre se han recrudecido y a lo largo de la última década se ha convertido en el lugar del mundo con mayor mortalidad por estas agresiones. La comunidad científica, que se ha movilizado para desarrollar medidas de protección, busca aún una explicación a estos encuentros.
La pesca en el Mediterráneo occidental es una de las mayores amenazas de tiburones y rayas. El seguimiento de estos peces en las dos últimas décadas demuestra que algunas poblaciones están ahora estables por los cambios que se han producido en la pesquería de arrastre y por la adaptación de ciertas especies a la sobrepesca.
Cerca del 25 % de los hábitats de los tiburones oceánicos se encuentra en zonas de pesca activas, según un nuevo estudio internacional que ha contado con la participación de 109 centros científicos. El número de estos depredadores no ha parado de descender debido al uso de su carne para la sopa de aleta de tiburón.
Un equipo de científicos de la Universidad de Valencia ha reconstruido la forma del cuerpo de un pez extinto a partir de sus fósiles, basándose en la morfología y locomoción de tiburones actuales. El hallazgo revela que dentro de los peces que nadan de forma continua y activa, los animales más grandes necesitan colas o aletas caudales proporcionalmente más amplias debido a la necesidad de compensar su pérdida de flotabilidad, como le ocurría a Dunkleosteus terrelli, el placodermo carnívoro de mayor tamaño descrito hasta el momento.
Dos investigadores del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva han demostrado la estrecha relación entre la forma y distribución de las escamas de tiburón en el cuerpo, así como sus diferentes modos de vida. Su estudio establece las bases para conocer el modo de vida de vertebrados extintos con escamaciones similares a los tiburones actuales, y constituye el primer paso para la creación de un atlas de escamación.